Pinal de Amoles se caracteriza por la belleza de sus escenarios naturales; uno de ellos es el mirador Cuatro Palos, donde pareciera que es devorado por el cielo. Una caminata cuesta arriba de más de 30 minutos, hace palpitar el corazón, pero nada es comparado cuando se llega a la cima, de ahí se pueden apreciar la Peña de Bernal y el cerro del Cimatario.
Al llegar, los lugareños reciben con una sonrisa y dicen que si viene uno listo para caminar derechito al cielo, con mochila al hombro hay que empezar la travesía de esta maravillosa aventura.
Paso a paso se comienza, el aire falta porque la altura es verdaderamente impresionante, un camino estrecho y seguro es el guardián de la jornada, “y es que la sensación de ir hacia las nubes es real”. Al llegar la vista simplemente no cree lo que ve, “un mar de niebla te recibe”, “un tremendo aire frío, cala hasta los huesos”, y simplemente la paz y el contacto con este momento parecen eternos.
Es el mirador Cuatro Palos, es un lugar que vale la pena visitar, el turismo alternativo le mete emoción a la vida, de ahí se ve el Ex Convento de Misión de Bucarely, la propia Peña de Bernal y el Río Extoras. Ya de regreso en las cabañas de la comunidad, un buen café, unos frijoles de la hoya y un huevo con chile, hacen que las ganas de irse se alejen.
Es en Cuatro Palos, donde un grupo de mujeres se ha organizado para construir con barro, distintas cabañas, son las que servirán para alojar a sus visitantes, es en este lugar donde se ha encontrado una forma sustentable de vida y donde el alcoholismo se combate en gran medida por la capacitación turística.
También se acostumbra acampar y observar los amaneceres de una manera inolvidable, es aquí donde se dice que los indígenas antes de doblegarse ante el yugo español, prefirieron saltar por el “cerro de la media luna”.
Entre pinos, pájaros azules; así pasa el tiempo en este lugar, que pareciera estar en el Paraíso, en donde el momento se hace eterno y el cielo devora lo mas sagrado que tenemos: “la naturaleza”.