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Doña Ofelia Olguín tiene 82 años de edad, de los cuales, 62 los ha dedicado a asistir cada 12 de diciembre al festejo que se organiza a la Virgen de Guadalupe en el Templo de la Congregación de esta capital, con motivo de su día.
Como cada año, doña Ofelia vende en su pequeño puesto jarritos y ponches, asegura que conforme pasan los años, las ventas empeoran y los cobros aún más.
Se trata de una mujer sola; platica, que a pesar de su edad aún sigue en el comercio, por el apego a la tradición, pero también porque tiene que hacerse de recursos para los gastos que se vienen con el inicio del año, como es el pago del predial, agua y luz, entre otros.
Cada 12 de diciembre, alrededor de 60 comerciantes instalan sus puestos afuera del Templo de la Congregación ubicado en la capital queretana, es una tradición arraigada que se ha quedado de generación en generación entre lugareños que viven a los alrededores de la iglesia.
Los comerciantes que participan se preparan con anticipación. Solicitan antes que todo el permiso al municipio para poder trabajar dos días, el 11 por las mañanitas y el 12 por el arribo de los files que a lo largo de la jornada van a recibir las bendiciones.
Quienes asisten aprovechan para comprar un antojito por la verbena que se celebra y que concluye entrada la noche con la quema del castillo en honor a la guadalupana.
Para doña Ofelia se trata de una tradición muy queretana, sin embargo, año con año el comercio se ve más desalentado por las bajas ventas. Explica que a diferencia de otras ocasiones, hubo poco concurrencia a las mañanitas “no hubo ni la mitad de gente que el año pasado”.