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El Domingo de Ramos comenzó con la bendición de palmas, celebración que, de acuerdo con la Iglesia católica, marca el inicio de la Semana Santa.
En dicho festejo se conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén, reconocido como Hijo de Dios, lugar donde empieza su calvario antes de ser arrestado y crucificado.
Decenas de católicos se congregaron en el templo de Santa Clara, donde el obispo de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, bendijo las palmas para luego trasladarse a pie a la Catedral, donde ofició la misa del mediodía.
Durante la homilía, el obispo invitó a los católicos a no culpar a Dios sobre los acontecimientos buenos o malos que sucedan en su vida, al destacar que el libre albedrío de los hombres y la tentación es lo que origina situaciones negativas.
Aseguró que la sociedad ha caído en una cultura de confort, porque olvida la fragilidad humana y no escucha la voz de Dios ni su voluntad ni lo bueno que Él quiere para la vida.
“No todo lo que nos sucede es voluntad de Dios, sino por el mal uso de la libertad, por factores externos que no son originados por Dios, porque Él sólo quiere para nosotros lo que es digno y santo, pero el libre albedrío y la tentación produce estos actos, ajenos a Dios”, refirió el obispo.
Agregó que Dios siempre va a querer para los hombres lo bueno y no lo malo; sin embargo, cuando suceda lo último, los individuos no deben cuestionarse si se está haciendo la voluntad de Dios, a quien se entristece con dichos actos negativos.
“Nunca entenderemos el sufrimiento de nuestros familiares si no oramos y estamos atentos a lo que Dios quiere, la pregunta no es por qué, sino para qué. Jesús sabía cuánto lo amaba Dios, quien lo vio y permitió que su hijo sufriera intensamente para destruir al demonio (…) por ello debemos hacer un examen de conciencia y reconocer nuestras infidelidades ante el amor que Dios nos tiene”, dijo.
Posterior a la misa ofrecida por el obispo, los fieles acudieron a bendecir sus palmas, como símbolo que recuerda cómo es que habitantes de Jerusalén recibieron a Jesús, colocando a su paso un camino de palmas.
Estos ramos fueron ofrecidos, como cada año, afuera de todas las iglesias católicas, palmas elaboradas, por artesanos de comunidades y municipios alejados de la capital queretana, principalmente de la Sierra Gorda.
Las palmas se ofrecieron a la ciudadanía con un costo entre cinco y 10 pesos, elaboradas con hoja seca y tejidas a mano en diferentes figuras; las principales, la que representa a la Virgen María o la tradicional de la Cruz, ya que recuerda cuando Jesús fue crucificado.