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La zapatería de don Álvaro Zarazúa González está frente al kiosko de Santa Rosa Jáuregui, donde se encuentran las oficinas delegacionales. El negocio cuenta con gran variedad de modelos de calzado para niños y adultos. Desde botas vaqueras, hasta sandalias y tenis de todas marcas y todos los precios. Hace dos semanas sufrió su cuarto asalto, pero esta ocasión Zarazúa González decidió no iniciar una denuncia para no perder el tiempo.
Recuerda que hace cinco años sufrió otro robo, por lo que acudió al Ministerio Público para presentar la denuncia, pero el encargado le dijo que estaba muy ocupado, aunque no hacía nada en ese momento, “a lo mejor mentalmente estaba haciendo algo, pero no estaba atendiendo a nadie. Ahora que me abrieron el local, me ofrecieron que me llevaban al Ministerio Público a levantar mi denuncia, pero no”.
Explica que el asalto fue hace dos semanas, un miércoles, y se robaron dinero, zapatos, pero sólo habló por teléfono para pedir el apoyo de la autoridad y fueron los efectivos policiales, pero en eso se quedó.
“He visto casos, el de un vecino, que le robaron un estéreo, pero la señora vio al ladrón y entre los dos lo sometieron. Dicen que a todos los vecinos que lo reconocieron los amenazó. Lo detuvieron a las 3 de la mañana, a las 8 de la mañana se lo llevaron y a las 10 ya estaba en la calle, y el señor (víctima del robo) regresó a su casa a las 10 de la noche, luego de declarar”, abunda.
Indica que lo que le roban, poco o mucho, se siente, pero no fue una cosa de lamentarse, pues solo fue material. Añade que en otra ocasión logró detener a una mujer al interior de la zapatería cuando intentaba perpetrar un robo. “A las 4 de la tarde la agarramos, nos metieron a declarar a las 8 y el policía terco que nos arregláramos ahí afuera, cuando ya me habían hecho perder todo el tiempo”, explica.
Otra ocasión uno de sus hijos atendía el negocio cuando sufrió un robo, pero le dijeron que tenía que declarar el dueño del negocio, por lo que tuvo que acudir él en persona, con sus libretas de contabilidad a ratificar la denuncia, y saber cuánto se habían robado.
Asegura que la misma mujer le ha robado en cuatro ocasiones, aunque sólo una la han agarrado, a pesar de que intentó darse a la fuga. Su cómplice sí pudo escapar de las fuerzas del orden. Añade que supo que esa misma mujer robó una semana antes una tienda de una cadena transnacional que se ubica en Santa Rosa Jáuregui, que a pesar de ser tiendas grandes, no pueden hacer nada por dejar en prisión un tiempo a estas personas.
“Hay mucha delincuencia aquí. Le aseguro que vamos a decirles (a la Policía)... vea dónde está la cámara (frente a su negocio) pero… me brindaron la atención, pero me he negado a acudir a denunciar. Me robaron poco. Ir a perder otro día en denunciar, me voy más para abajo. Sé que lo robado no lo voy a recuperar”, asevera.
Narra, entre risas, que hace 15 días en el asalto más reciente, no forzaron la cortina de su negocio, aunque no localizaron los candados con los que cierran el negocio. Quienes robaron tuvieron tiempo para seleccionar los zapatos más caros y de marca, no solo los que estaban en aparador, sino los que estaban en la bodega.
Resignado, don Álvaro ve como pérdida de tiempo levantar una denuncia, pues en poco tiempo sueltan a los delincuentes y vuelven a las andadas.
Por otro lado, el señor Roberto “N” tiene una tienda de vinos y abarrotes en el centro de Santa Rosa desde 1989, y afirma que nunca han asaltado el negocio. “Anteriormente sí había más delincuencia en las calles, inclusive en el jardín, pero actualmente ya no, pero los robos a los negocios si hay y bastantes. Que la autoridad ha hecho caso omiso, sí, porque patrullas hay muchas, pero no sabemos dónde”, explica.
Agrega que los afectados ponen denuncias, pero no se castiga a los culpables, y aunque hay patrullas en el primer cuadro brillan por su ausencia, además de que subraya que la delincuencia nocturna no disminuye en la zona. Dice que en el día los delitos disminuyeron, pero corre el rumor que cerca del mercado, en días pasados, les robaron a varios autos las baterías y una camioneta completa. “Como quiera que sea, nosotros en el centro estamos más seguros, pero tenemos que dejar la luz prendida, pero ya veo que no mucho”, añade.
Por otro lado, la única gasolinera que se ubica en el interior de la localidad cierra a las 22:00 horas, por temor a los asaltos en la noche, a pesar de que a un par de cuadras está un módulo de la Policía municipal. Personal de la estación, quien pide el anonimato, dice que desde hace dos años no se registra un asalto en la gasolinera, pero fue a raíz de que dejan de despachar temprano, cuando cierra una tienda de cadena.
La mayoría de negocios cierran temprano, y muchos habitantes se atrincheran en sus hogares apenas cae la penumbra en la delegación considerada la de las mejores carnitas de Querétaro, pero famosa por la inseguridad que se vive en su territorio, que es de contrastes, pues otros sitios no padecen la marginación e inseguridad.