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Para este año, los artesanos de la delegación Iztacalco, en el Distrito Federal, trabajaron en el portal principal del templo de la Santa Cruz de la capital queretana, el cual se alza sobre la entrada principal desde el día 12 de septiembre, .
Ese día de igual manera se venera a la Virgen de la Soledad y el colorido trabajo de estos hombres también adorna la santísima figura.
Los de Iztacalco reciben esa distinción desde hace tiempo, por ser, según ellos, los mejores en la materia y por su gran devoción a la “santísima Cruz”.
El portal o portada se considera una ofrenda. Pablo Huescas y sus ayudantes las hacen desde hace 28 años sin recibir pago alguno. Sin embargo antes don Pablo le traía flores a la Cruz, y antes de las flores le traía cuetes. “De ahí empezó la tradición”, asegura.
El día 12 de septiembre, en plena fiesta patronal, artesanos de todos los rincones de Querétaro y anexas, exhiben sus portadas en la entrada principal del templo. Aquello se convierte en una muestra de fe y de creatividad.
Las portadas a la Santa Cruz se elaboran con distintos materiales y productos, todos procedentes del campo. Es una forma de llevarle a la Santa Cruz algo que los artesanos aprecian mucho, algo muy de ellos, el producto de la tierra, su tierra “y del trabajo del hombre”, dijo don Pablo.
Este año, la portada del señor Huescas y sus ayudantes lleva cacahuate como materia principal, cerca de cien metros de mecate de henequen, así como zacate yute. Antes se hicieron arreglos con flores naturales, chiles, dulces tradicionales e incluso juguetes. El adorno requiere de mucha paciencia para elaborar curiosas figuras que simulan las nubes, rayos divinos o simplemente flores. Cuando trabaja un equipo de seis a ocho personas se tardan aproximadamente entre tres y cinco días para la elaboración de un arreglo. Las dimensiones pueden variar, pero la belleza siempre es deslumbrante.
Para estos hombres elaborar portadas no es trabajo, es una celebración, y se les puede ver felices, echando carcajadas y compartir el almuerzo que las mujeres les llevan todos los días.
Don Juan Rosas de 65 años, es un veterano de las portadas, es el guía del grupo. Trabaja en esto desde hace 30 años, primero por necesidad y luego por puro gusto. Todo lo hace a memoria y pulso. Nada de maquetas ni mediciones.
Dice don Juan que lo que se necesita para hacer portadas para la Santa Cruz es “cabecita para saber que va a hacer uno”, y luego viene la combinación de colores para que resalte el trabajo.
Los arreglos de Iztacalco viajan a todo el país y sus trabajos se han apreciado incluso en las fiestas patrias en el Zócalo de la ciudad de México. Aseguran que todas las portadas que lucieron durante las visitas del Papa Juan Pablo II a México, las hizo el difunto Ignacio Aguilar, quien era, a decir de los artesanos, “el mero mero en esto”, y ahora le sigue en maestría y habilidad su nieto.
Este año, don Andrés Hernandez festeja sus XV años trabajando para la portada de la Santa Cruz. “Me van a hacer mi vals”, dice entre risas.