Domingo al mediodía en el centro capitalino. Día de convivencia familiar para aprovechar el descanso de la mayoría de los padres trabajadores que optan por un paseo con sus hijos para aprovechar el tiempo, y a pesar de los fríos amaneceres que se han registrado las últimas semanas, el recorrido de las familias tiene como visita obligada la Alameda Hidalgo.

El sol sale pero no calienta, razón por la que la mayoría de visitantes llegan al lugar enfundados en gruesas chamarras y algunos niños hasta con bufandas. Pero el frío casi invernal se contrarresta con movimiento.

Mientras los trabajadores del municipio trabajan sobre la avenida Zaragoza en las obras de remodelación de la fachada del sitio histórico, patrimonio cultural del estado, por dentro la Alameda luce colorida y las risas de las familias se escuchan por todos lados.

Al entrar al lugar por el acceso que está en la esquina de Zaragoza y Pasteur, sobre el verde césped juega un padre con sus dos hijas al futbol con una pelota. Disfrutan de su día entre risas y correderas.

Más adelante, otras familias se divierten alimentando a las ardillas que viven en los árboles de la Alameda, quienes aprovechan que estos roedores no huyen cuando hay personas alrededor y al contrario, parece que salen más ardillas conforme se acercan los adultos y niños, sorprendidos por los amistosos animalitos que responden a su instinto de hambre.

Una niña pequeña le extiende un pedacito de pan a una de las ardillas, que se acercó poco a poco hasta tomar el alimento. La pequeña corrió feliz a los brazos de su madre y siguieron su camino. Para muchos la Alameda Hidalgo es un lugar de paso, pero hay quienes aprovechan un tiempo en el área de juegos que está al fondo, junto a la salida del lado de Constituyentes.

Resbaladillas, toboganes y columpios, son las estructuras donde decenas de niños juegan y disfrutan su domingo, todos acompañados de sus papás que los cuidan para que no se caigan o se lastimen.

Adentro del enrejado de la Alameda otra de las cosas que atrae la atención y hace que se detengan los paseantes de todas las edades es la banda de guerra del Pentatlón de Querétaro quienes ensayan las solemnes melodías marciales de tambores y trompetas.

Mientras se escucha la banda de guerra, una vendedora de rosas recorre el lugar y se acerca a algunas parejas que 'echan novio' en las bancas dentro del sitio histórico. A la mayoría de los hombres les viene bien el detalle y le compran una rosa que le entregan a su amada, que responde con un beso y se funden en un cálido abrazo.

Son cientos de personas las que circulan dentro de la Alameda para convivir y pasar un buen rato dominical en familia previo a la hora de la comida, pues en los alrededores la oferta de antojitos y alimentos es amplia y al alcance de todos los bolsillos.

Al salir de la Alameda tras un rato recreativo con los hijos, algunas familias caminan sobre la calle Pasteur, rumbo a la Plaza de Armas, otro lugar emblemático de la ciudad y donde está el Palacio de Gobierno rodeado de restaurantes y otras dependencias.

Una melodía musical de ritmos folclóricos invade el lugar. Una presentación cultural de danzas folclóricas con actuaciones de diversas agrupaciones del país acapara la atención de cientos de visitantes que observan, unos sentados en las sillas frente al escenario a un costado de la entrada de la casa de gobierno, y otros de pie, alrededor del mismo.

Los vendedores de globos y juguetes diversos completan el escenario, al tiempo que se escucha el Son de la Negra, bailable que presenta un grupo originario de Puerto Vallarta para el público queretano y turistas que se reúnen en el lugar.

Aplausos y ovaciones acompañan las presentaciones. Querétaro tiene ojos y oídos para la cultura en sus diversas formas.

Después de la música, algunos caminan hacia la Plaza Constitución por el Andador Libertad que sirve para constatar el trabajo de algunos artistas locales que ofrecen variedad de sus pinturas y esculturas para los visitantes.

Al llegar a la Plaza Constitución hay más música. Otro escenario, más pequeño que el se Plaza de Armas, ofrece también una presentación de grupos musicales con motivo de la edición 35 del Festival Nacional Estudiantil de Arte y Cultura del Tecnológico Nacional de México, por el que otras cientos de personas se conglomera en el lugar.

“Me gusta mucho venir al centro los fines de semana, aunque no se pueda en todos”, asegura Julián, un visitante que disfruta de la música con su hijo y su esposa.

“Es un día que aprovechamos para hacer cosas diferentes a lo que hacemos cotidianamente entre semana, nos gusta venir al centro porque encuentras de todo y aparte convivimos los tres juntos que es lo importante”, añadió.

Sin duda, el domingo es un día ideal para la convivencia familiar y en los sitios emblemáticos del estado y su diversidad de opciones tanto culturales, como recreativas y culinarias, se disfruta en gran medida por las familias locales y turistas.

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