Encallado en medio del pueblo mágico de Bernal, a los pies de la peña, se encuentra el museo del dulce, un punto más a conocer en este tradicional y turístico lugar, en el cual se pueden apreciar los principales productos de esta comunidad que son los dulces de cajeta y piñón.

A lo largo de la historia, la elaboración de dulces artesanales se desarrolla en las pequeñas empresas familiares cuya receta va de generación en generación, como un legado cultural. La dulcería mexicana es emblemática; la creatividad y la mezcla de ingredientes en la confección llama el interés de otros países e, incluso, son exportados a Europa y Sudamérica, donde son reconocidos por su calidad y sabor.

La elaboración de dulces, además de ser una manifestación artística, es una actividad productiva que sirve de sustento a muchas familias mexicanas. El caso de los dulces de Bernal se remonta a mediados del siglo pasado, cuando don Julio Rodríguez, padre del actual propietario del Museo del Dulce de Bernal, decidió empezar a venderlos en el portal del negocio de sus padres “El portal del Tío Yaco”, pero fue a partir de 1975 que se dedicó de tiempo completo a la venta de dulces.

Ahora, los hijos de don Julio y sus nietos se dedican a conservar esta tradición y para tal fin usan productos que van desde el maíz, cajeta, azúcar y piloncillo, hasta semillas como ajonjolí, piñón y nuez.

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