Más Información
José Feregrino tiene ya 75 años participando ininterrumpidamente en la Peregrinación de Querétaro, en su andar y a sus 84 años de edad ha vivido diferentes experiencias de fe invaluables y ha estado acompañado de grandes personajes queretanos que en algún momento participaron junto a él en esta romería.
Siendo jefe de orden de la Peregrinación Queretana por 24 años, Don José Feregrino recuerda que en los primeros años de la romería, participaban integrantes de las familias Pesquera, Alcocer y Urquiza; conoció en su trayecto al novillero y actor Fernando Casanova, fiel también a la Virgen de Guadalupe.
En aquel tiempo, recuerda, ser peregrino implicaba un gran reto, cargar con las pertenencias, con un ‘shirgo’ para cubrirse de la lluvia y usarlo de cama en cualquier rincón donde los romeros pudieran descansar; pocas familias brindaban aposento en sus viviendas.
En el trayecto, los sitios destinados a los peregrinos se habían vuelto lugares contados; el poblado de Pedro Escobedo y la hacienda de El Colorado eran los puntos de bendición y descanso, más adelante, en la zona de Polotitlán se ofrecía un espacio en el Mesón del pueblo.
“Solíamos quedarnos a descansaren el mesón de Polotitlán, en el Estado de México, en las plazas, ahí cabíamos todos, nadie nos esperaba ni bola nos hacían, pero el fervor era muy grande, no había misas como ahora, nos dedicábamos a platicar y a rezar en grupos” recuerda.
José Feregrino recuerda las dificultades que en algunas ocasiones tuvieron los romeros para llegar a la Basílica como la época de los 50 cuando la Fiebre Aftosa afectó al país y existía el temor de que esta enfermedad propagada en reses pudiera generar también afectaciones al ser humano.
Don José Feregrino tiene la esperanza de continuar en las futuras peregrinaciones queretanas, “ahora iré a mi paso pero seguiré siendo peregrino hasta que el cuerpo aguante” dijo
Ser peregrino es sembrar la fe
José Mauro Vargas cuenta con 75 años de edad y 58 años acompañando a la peregrinación queretana; esta es la primera vez que lo acompaña Tláloc Eduardo de 8 años de edad ynieto del hermano de don José, quien se siente orgulloso de que sus familiares continúan con esta tradición de fe.
“Comencé de peregrino encaminando a mi padre, iba de mentiras y luego me quedé en esto , somos como seis en la familia los que participamos y en esta ocasión le agradezco a la Virgen de Guadalupe por mi salud”, afirmó.
José Mauro Vargas dice ser sembrador de semillas de fe, porque su tradición peregrina la ha promovido entre familiares y amigos que año con año le acompañan y se han convencido de que ésta es la mejor manera de agradecer a la Virgen de Guadalupe por las bendiciones.
Con orgullo muestra una fotografía que data de 1958, en la imagen se le puede ver en compañía de su padre, ambos ataviados de sombrero, morral y ‘shirgos’, aquellas capas de mimbre empleadas en la época para protegerse de las lluvias.
Aseguró que el pregrinaje antes era más complicado, la trayectoria carente de caminos con asfalto dificultaba el tránsito; las condiciones de hoy y la solidaridad de los pueblos por donde pasan le han permitido seguir participando en la romería “seguiremos yendo a la Basílica hasta que Dios nos dé licencia”, concluyó.