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Los niños esperan con ansiedad la lluvia de verano, es mejor si son días fríos. El toc-toc en el techo y las ventanas indican el choque del hielo. Corren a la cocina, toman una olla o lo que sea que ayude a juntar el granizo. Entran a casa con “la cosecha” y mamá le agrega limón.
Con esta historia surgió la tradición de las nieves en Hércules, las generaciones de hombres y mujeres de 80 o 90 años cuentan la misma anécdota una y otra vez, es parte atesorada del pueblo.
Todo eso lo dice José Luis Luna Campos, un hombre que no sólo se encargó de preservar la tradición sino que su visión emprendedora tiene a Nieves Luna, a un paso de ser franquiciaria.
Las nieves de Hércules, que son apreciadas como parte de la gastronomía queretana, podrían llegar al centro de la ciudad y a los municipios cercanos, a los de Guanajuato tal vez. “Tenemos un solo local, no tenemos distribuidores, estamos en el proceso de expandirnos; queremos llegar a más lugares de Querétaro o a Celaya, San Miguel de Allende, San José Iturbide”.
La meta, afirma, es llevar el sabor tradicional queretano a otras partes del país, que se conozca lo que se hace en Hércules, que es el corazón de la delegación Villa Cayetano Rubio, una zona en donde están los orígenes del estado como ciudad.
En 1953 familias de la comunidad produjeron nieves artesanales para venderlas y recaudar fondos para la coronación de la Purísima Concepción, La Patrona, como se conoce en la religión católica, en Hércules. Esa fue la primera vez. En 1978 nuevamente se retomó esta idea y, desde entonces, la producción sigue para convertirse en un negocio familiar.
Con los años se logró la patente de las recetas y la marca registrada de Nieves Luna, las auténticas de Hércules. Los primeros sabores fueron limón y mantecado, éste último es característico del lugar. “Comenzamos con dos sabores y ahora tenemos más de 25; tenemos marca registrada y trabajamos para próximamente tener franquicia”.
Otros sabores son los de temporada y “difícilmente se pueden encontrar en otro lugar”: garambullo, tuna y plátano, también está el guamiche, aunque éste es más común en otros comercios del estado.
“El plátano es poco comercial pero también está muy sabroso. De a poco les metemos sabores y la gente también nos busca por eso. La tuna y el garambullo son sabores de frutas muy características del semidesierto, que también tenemos una región en Querétaro, entonces son sabores muy característicos que los convertimos en helado”.
En las nieves encontró su forma de vida, su verdadera vocación. Hace 15 años retomó la empresa de los Luna para hacerse cargo. Todos los días madruga para supervisar la producción de la que él mismo participa, además de atender a los clientes. Apunta que expandir el negocio implica trasladar parte de la historia de la capital de Querétaro a otros sitios.