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Hasta un 68% de la vivienda que se construye en el país, lo hace de forma irregular, afirmó el secretario federal de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Jorge Carlos Ramírez Marín.
Explicó que debe existir un compromiso real de los empresarios de la vivienda para evitar “construir por construir” y trabajar con apego a las normas federales. “68% de las viviendas que se construyen en el país, se construyen de manera orgánica, no a partir de un proceso de seguir reglas, no lo hacen en asentamientos establecidos, muchas veces ni siquiera permisos municipales”.
Eso constituye un grave problema, que va en detrimento de la calidad de vida de las familias; ya que no se realiza una planeación adecuada, que permita tomar en cuenta todos los factores, tanto legales como sociales.
“En el caso de las desarrolladoras de vivienda, una mejor regulación les dará competitividad y eso significará grandes ahorros, tanto en el proceso industrial de edificación, como ahorro a quienes compren las cosas; vivir en mejores comunidades debe ser el objetivo”.
El funcionario hizo un llamado para que, desde el aspecto gubernamental, todos los sectores involucrados en el desarrollo de vivienda, dejen atrás modelos “viejos” y dar paso a la modernización con sentido responsable.
Tierra cara
Ramírez Marín expuso que, entre los problemas para dar certeza de la tierra, está el hecho de la “proliferación” de asentamientos irregulares, que en gran parte, están empujados por el alto costo de la tierra. En ese aspecto, Querétaro se coloca como uno de los estados, cuya tierra, es de las más caras del país. “En Querétaro, específicamente, es el costo de la tierra, que es mucho más alto que en cualquier otro lado de la República (…) tenemos que generar un programa especial para los asentamientos irregulares”, dijo, y afirmó que el 47.8% de sus habitantes, que se transporta en autobuses, da 10% de sus ingresos.