Poca gente, aplausos casi nulos y clima adverso. Así es como se vivió el desfile conmemorativo por el ducentésimo quinto aniversario del inicio de la Independencia de México, que, como todos los años, fue encabezado por el titular del Poder Ejecutivo, cargo que para el último año de esta administración está ocupado por Jorge López Portillo.

Los primeros en caminar frente al presídium de funcionarios públicos fueron los estudiantes de secundarias y preparatorias, quienes con rostro de seriedad y algunos más de cansancio por el fuerte sol marchaban con pasos poco coordinados, pues además fueron obligados a levantarse temprano en día de asueto.

Ya cuando el sol se encontraba posicionado sobre las cabezas de todos los presentes, exceptuando a la línea de honor que ocupaba un puesto bajo una carpa, las fuerzas policiacas comenzaron a desfilar por el centro de la avenida Zaragoza, y fueron elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Querétaro los primeros en pasar. A no ser por la solicitud del maestro de ceremonias de aplausos para ellos, hubieran pasado desapercibidos.

Con helicópteros, personal camuflado y el equipo canino se hizo presente la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que presentó un gran contingente, lo que a más de uno hizo cuestionarse, quién cuidaba las calles. Un hombre muy entusiasta acompañado de su familia no dejaba de aplaudir cada paso de los policías.

Sin embargo, quienes se llevaron las palmas durante gran parte de su recorrido fueron los integrantes de la Decimoséptima Zona Militar, pues portaban altivos y orgullosos la bandera nacional.

Poco a poco continuó el recorrido y la conclusión vino por parte de la Asociación de Charros, montados en elegantes cabalgaduras. Tras ellos se comenzó a cerrar el desfile con personas que no son reconocidas, pero que realizan la que quizá sea la acción más importante de cualquier evento: el equipo de limpia dejaba impecables las calles.

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