Más Información
Por su belleza natural, la tranquilidad de sus calles, calidez de su gente y ricos platillos típicos, el Pueblo Mágico de San Sebastián Bernal es un lugar que vale la pena conocer. Ubicado a tan sólo tres horas de la Ciudad de México, el destino queretano tiene como principal atractivo el tercer monolito más grande del mundo, después del Pan de Azúcar en Río de Janeiro, Brasil, y el Peñón de Gibraltar, en la Península Ibérica.
La roca, que mide 436 metros sobre el altiplano del pueblo y 2 mil 515 metros sobre el nivel del mar, fue la garganta de un volcán subacuático, que se formó hace más de 65 millones de años, en la era Cenozoica.
De acuerdo con el guía del lugar, Joaquín Contreras, el peñón se formó con lava petrificada y solidificada. “Hoy en día no existe ningún cráter, cueva o gruta que llegue al centro de la enorme roca; es completamente sólida”.
En sus faldas, los visitantes pueden tener un acercamiento con la cultura la chichimeca, que dejó diversas pinturas rupestres, de aproximadamente mil 300 años de antigüedad, las cuales dan cuenta de su paso por esta región.
Por protección y conservación, sólo una imagen está abierta al público. La pintura, elaborada con baba de nopal, huevo de ave, tezontle y pigmentos del maguey, “representa un equinoccio de primavera, el año nuevo chichimeca; de abajo hacia arriba está plasmada una silueta humana y arriba hay como un sol o una estrella”, dice el guia.
En el sitio existen alrededor de 30 cuevas, formadas a partir del desprendimiento de dos rocas que chocaron entre sí, las cuales fueron empleadas por los chichimecas como refugios, de acuerdo con las marcas de fuego que han revisado diversos especialistas.
Los chichimecas, cuyo nombre en náhuatl significa “perro sin correa”, dejaron armamento e instrumentos de cocina como muestra de su estancia en este lugar, al que llegaban con la primavera y abandonaban en invierno.
Uno de los lugares más interesantes del recorrido por el Peñón es la llamada Cueva de la Calavera, que se usó como sala de parto para las mujeres de la comunidad prehispánica.
En el mirador, los turistas pueden apreciar la imponente roca, rodeada de una variada vegetación que incluye cactus, magueyes, mezquites y encinos; además tendrán la inigualable vista de San Sebastián Bernal, pueblo fundado en 1647 por un capitán español que llegó a poner un fuerte militar.
Tras la conquista, el lugar fue llamado Bernal, palabra de origen árabe que significa peña, peñón o peñasco. Por ello, precisó el guía, “es un pleonasmo decir vamos a la Peña de Bernal, el nombre original del pueblo es Villa de San Sebastián Bernal, la manera correcta sería Bernal, Querétaro”.
El peñón se puede recorren a través de los tours que la empresa Ecoturismo Los Cuervos ofrece por 150 pesos adultos y 70 niños. También se puede caminar en las tranquilas calles del pueblo, donde se encuentran artesanías, dulces tradicionales y las tradicionales gorditas de San Sebastián Bernal.
Clara González desde su infancia cocina gorditas; su madre fue quien le enseñó y ahora las hace para los comensales del restaurante El Mezquite.
“Se hace con masa martajada de maíz quebrado y llevan queso adobado mezclado; esa es la base de la gordita que se rellena de cualquier guisado”, explicó sobre su elaboración.
Este platillo, que puede llevar picadillo, chicharrón guisado o prensado, huevo en chile pasilla, flor de calabaza, nopales o rajas, se acompaña con una rica salsa en molcajete de xoconostle.
La bebida perfecta para disfrutar es el agua de guamishi, fruta que se extrae de la biznaga y que también se emplea en mermeladas y nieves.
Al igual que otros productos agrícolas, estos alimentos vienen de una larga costumbre heredada de los antepasados chichimecas, quienes sobresalieron como recolectores y cazadores.
Todo ello y más hace de San Sebastián Bernal, Querétaro, un destino ideal para escapa de la ciudad y disfrutar de la tranquilidad que este Pueblo Mágico ofrece a todo tipo de visitante que llega al lugar. Notimex