Eran las 11:15 horas, justo una hora y 59 minutos antes de que un sismo de 7.1 grados en la escala de Richter sacudiera el centro del país, cuando en Plaza de Armas del Centro Histórico de Querétaro concluía el simulacro que conmemoraba 32 años de aquel terremoto en la Ciudad de México.

Los brigadistas participantes de cada una de las 19 dependencias y el personal de la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC) vestidos con su indumentaria color negra con algunos tonos en verde fosforescente, cargando sus tablas de registro prácticamente se movían tranquilos en la plaza, que de a poco se desalojó de funcionarios quienes se reintegraban a sus actividades.

Desde las 10:30 de la mañana, el personal de Protección Civil y emergencias comenzaba a coordinarse. Unos instalaban la bocina con la que darían el reporte al secretario de Gobierno, otros estacionaban las unidades, algunos mantenían comunicación vía radio, hasta que un minuto antes de las 11:00 de la mañana comenzó la alarma de alerta. El banderazo de salida de los funcionarios.

Sin correr y en silencio pero sonrientes, se veía algunos funcionarios que caminaban hacia el punto medio de la plaza. El sonido inmutó a pocos de los paseantes y aquellos que permanecían sentados en las jardineras. Dentro del protocolo fueron saliendo de a poco del palacio de la corregidora donde reside el poder ejecutivo. Con un distintivo de un brigadista, en fila salieron los funcionarios del poder judicial de un edificio contiguo al andador 5 de mayo.

Los funcionarios de las secretarias de Educación, Salud, Turismo y otros organismos gubernamentales se incorporaban y llenaban los huecos. Elementos de la 17 ma. zona militar en Querétaro, con un brazalete del plan DN-III tan sólo observaban el transcurrir del sismo hasta que los funcionarios formaron un semicírculo frente al palacio de la Corregidora.

El secretario de gobierno, Juan Martin Granados, se encontraba al frente los funcionarios de su dependencia. La presidenta del Tribunal de Justicia del Estado, Consuelo Rosillo Garfias de igual manera. Incluso un minuto antes de que concluyera la formación llegó la presidenta del DIF estatal, Karina Castro que levantó la mano al pasar por entre los funcionarios y gritó “Presente”.

Se informó que en menos de cinco minutos, se logró evacuar a mil 157 funcionarios de los edificios públicos de la Plaza de Armas. El coordinador de Protección Civil estatal, Gabriel Bastarrachea, dijo que este ejercicio promueve que los ciudadanos estén más preparados ante cualquier emergencia.

Poco a poco, los burócratas se reincorporaron a sus actividades. La normalidad regresó entre los que se encontraban, mientras personal de protección civil se tomaba fotografías conmemorativas con la presidenta del DIF, algunos otros selfies y los menos, terminaban de coordinar las actividades con los brigadistas.

Un elemento de la policía estatal se acercó con el coordinador de Protección Civil, para autorizar la reapertura de las vialidades del primer cuadro de la ciudad. —Si ya terminó hay que agilizar porque ya ve como se pone el tráfico en el centro—, le dice el elemento. Bastarrachea sólo asiente y le da la autorización. Un protocolo más se da entre el representante de la zona militar con el coordinador de protección civil, se estrechan a mano y agradecen mutuamente la colaboración con el simulacro.

La naturaleza regala paradojas y vaya que el simulacro dejó de ser anecdótico para convertirse en una realidad de emergencia tan sólo dos horas después de haber cumplido una conmemoración más del terremoto de 1985.

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