Hace 31 años, el lingüista holandés Ewald Hekking Sloof escuchó por primera vez el otomí y se enamoró de la “belleza de la lengua”. A partir de ese momento comenzó una labor de rescate de este idioma por medio del estudio lingüístico y fonético que derivó en la publicación del “Diccionario Bilingüe Otomí-Español del estado de Querétaro”, presentado el jueves en el Museo Regional, en donde también se le rindió un homenaje por su trabajo.
Ewald, investigador de la facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) desde 1981, aprendió a hablar otomí, las costumbres y filosofía de los hablantes nativos de las comunidades de Amealco y Tolimán.
Aunque el diccionario ya esté publicado —y a través del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) se distribuyan de forma gratuita los 3 mil ejemplares impresos— todavía hay mucho por hacer en favor de la lengua otomí, porque está en peligro de extinción.
“Los papás ya no quieren enseñar la lengua a sus hijos, esto ocasiona que la pérdida de la lengua vaya a ser muy pronto. Era diferente hace 30 años, porque cuando yo llegué a la comunidad donde trabajaba (Santiago Mexquititlán) toda la gente de más de 40 años era casi monolingüe, y los más jóvenes eran bilingües. Ahora casi todos son bilingües y los jóvenes están perdiendo la lengua”.
El resultado de sus investigaciones como coordinador del “Proyecto rescate y revitalización del otomí del estado de Querétaro”, se ven reflejados en cursos, materiales didácticos, en el portal “Yaak” para la enseñanza y difusión del otomí que se puede consultar por medio de la página web de la UAQ.
Este diccionario de mil 500 páginas, divididas en tres volúmenes —de la letra A-L, de la M-Ñ y de la O-Z— congrega 31 años de trabajo de Ewald Hekking Sloof como estudioso de la lengua otomí, así como de sus colaboradores Severiano Andrés de Jesús, Paula de Santiago Quintanar, Alonso Guerrero y Roberto A. Núñez.