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Con el objetivo de reducir la contaminación y contribuir con la ecología, la estudiante Ileana Zapata Jiménez, de la licenciatura en Biología de la Facultad de Ciencias Naturales (FCN), de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), lleva a cabo el proyecto “Aislamiento de hongos degradadores de plástico en el relleno sanitario de Mompaní, Querétaro”.
El procedimiento consiste en recoger muestras de distintos plásticos (particularmente bolsas) en el relleno sanitario de Mompaní; aislar los hongos que se encuentren en ellas, eliminando cualquier otro tipo de agente como bacterias; para después “resembrarlos” en un medio controlado y analizar las capacidades de degradación que tienen sobre el material.
“La pregunta que rige mi investigación es saber si de entre todos los desechos que se tiran, puede haber un microorganismo que pueda degradar el plástico ya que, en muchos casos, el polietileno es el único modo de subsistencia que tienen los hongos en ese lugar”, señaló Zapata Jiménez.
“La idea es colectar muestras de plástico que tengan alguna señal de deterioro, como falta de flexibilidad o coloración, y de esos plásticos que aislamos ver qué hongos crecen y analizar si están teniendo algún tipo de actividad degradadora”, apuntó.
Ileana Zapata, quien es beneficiaria de la beca del Fondo de Proyectos Especiales de Rectoría (FOPER 2016), explicó que su investigación se enfoca principalmente en las bolsas de plástico, dado que son lo que más abunda en el tiradero de basura y además porque la composición de la mayoría de ellas es a base de carbono, lo que las hace —en teoría— más sencillas de degradar.
Ella aísla las cepas de hongos, primero dando un tratamiento antimicrobiano y antibacteriano al material plástico, de modo que se compruebe que es el único microorganismo que actúa sobre las bolsas.
De acuerdo con resultados parciales de esta investigación, algunas de las muestras de bolsas si han disminuido su peso aproximadamente a los 27 días de estar en contacto con el hongo. Además, algunos plásticos cambian de color, como muestra de la interacción que tienen con el microorganismo.
Zapata Jiménez manifestó al respecto que estudia la posibilidad de hacer más eficiente el proyecto con la utilización de un consorcio entre un hongo y una bacteria.
“Se puede ayudar a que el hongo pueda romper las cadenas de carbono más fácilmente”.