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Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla, realizan una modelación matemática del virus del zika para proyectar su expansión y comportamiento en los próximos años, con el apoyo de expertos de Chiapas, el Instituto Nacional de Salud Pública, la Universidad de San Luis Potosí y la Universidad de Arizona.
El investigador de la Unidad Académica del Instituto de Matemáticas de la UNAM, campus Juriquilla, Jorge Velasco Hernández, informó que el modelo utiliza las matemáticas para tener un impacto en la salud pública, mediante la prevención y proyección del avance del zika, sobre todo frente al temor de que pudiera ingresar a Estados Unidos.
El virus del zika se transmite a través del mosquito aedes aegypti, el mismo que transmite el dengue y en chinkunguya, que tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir en zonas como Querétaro, por lo que no hay altas posibilidades de una epidemia en toda la zona del altiplano.
Sin embargo, sí es probable su presencia en zonas como Acapulco, Puerto Escondido, Huatulco y Hermosillo, por lo que se pretende determinar si puede llegar a Estados Unidos a través de otro mosquito, el aedes albopictus, que puede transmitir las mismas enfermedades.
Para proyectar el comportamiento del mosquito, los investigadores recurrieron a la modelación matemática y las simulaciones por computadora, en busca de incidir en las políticas públicas de prevención.
Velasco inició su participación en proyectos de este tipo, con la Secretaría de Salud entre los años 2011 y 2014, para definir lineamientos para el manejo, prevención y control de dengue.
Ese trabajo permitió formar un grupo de expertos con la Dirección de Epidemiología y un resultado fue la recomendación oficial del uso de modelos matemáticos como herramientas para evaluar escenarios de intervención.
A partir de esa experiencia, en enero pasado se iniciaron trabajos ahora con el tema del sika, con otros investigadores epidemiólogos de la Secretaría de Salud de Tapachula, Chiapas, expertos del departamento de Matemáticas de la Universidad del Estado de Arizona, el Instituto Nacional de Salud Pública y de la Universidad de San Luis Potosí.
Se trata de un grupo de investigadores interesados en la revisión de enfermedades causadas por insectos, como el mosquito, tal y como ocurre con el sika y el chinkungunya, al igual que con el dengue desde hace diez años.
“Lo que uno trata de generar es lo siguiente: las enfermedades o infecciones se dispersan en una población, la gente se contagia, lo que queremos prevenir es la morbilidad, que la gente no se enferme y la mortalidad, que la gente o se muera y así diseñar políticas de prevención, tratamiento, vacunación, aislamiento, cuarentena, las medidas que se han tomado en las diferentes epidemias que se han tenido y se tienen en el mundo”, declaró Jorge Velasco.
A través de modelos matemáticos se hacen proyecciones. Desde la computadora se realizan simulaciones para determinar qué podría pasar en un caso o en otro y cuál es la población susceptible para tomar medidas antes de que se genere un problema o actuar inmediatamente.
Estos modelos le dan un uso de impacto social a las matemáticas, porque “no se puede experimentar con humanos, eso no es ético, no se puede hacer, pero en un modelo matemático sí, ahí podemos ver el impacto en la población, sabemos los riesgos que corremos, el riesgo que corre la población, los impactos en términos de salud, sociológicos”.
A través de la vinculación con el sector Salud se buscó hacer que las matemáticas no se queden en teoría, para que tengan aplicación y vinculación con el sector público.
Se logró utilizar la investigación básica en la dinámica poblacional de las enfermedades infecciosas, lo que permite determinar los efectos de la evolución de los mosquitos y por qué transmiten un determinado virus.
Luego de la experiencia con la investigación del virus del dengue entre los años 2011 y 2014, apenas en enero de este año se iniciaron los trabajos de investigación y proyección del zika, que entró al país a finales del año pasado.
Desde siempre se consideró al zika una enfermedad “zoonótica”, toda vez que su hábitat natural eran los bosques y los “hospederos” naturales del virus eran animales silvestres.
Alrededor de 1942 se encontró el virus del zika en los bosques de Uganda y desde los 50 se registraron brotes en humanos, mientras el mosquito avanzaba hacia el oeste de África, hasta llegar a la isla de Pascua hace cinco años.
Desde ahí, hay varias hipótesis sobre cómo ingresó a Brasil y la manera en la que empezó a “subir” por el continente americano, hasta entrar a México a finales del 2015 y apenas hace mes y medio se confirmó la asociación entre el sika en madres embarazadas en el primer trimestre y las deformaciones congénitas como la microcefalia, además que se detectó la la transmisión sexual de hombre a mujer.
Uno de los objetivos de la modelación matemática que inició a principios de este año, es determinar la posibilidad de que el virus llegue al territorio de Estados Unidos, porque en ese país tienen otro tipo de mosquito, con la misma posibilidad de trasmitir dengue, zika o chinkungunya como hace el aedes aegypti.
“Los colegas norteamericanos están muy preocupados porque aunque el aedes aegypti no existe en Estados Unidos, está un mosquito que puede tramsmitir la mismas tres enfermedades. El aedes albopictus es otra especie y el temor es que si llega a EU, aunque no hay aedes aegypti, que este no sea el transmisor, el aedes albopictus pudiera ser el de importancia, ahí los modelos matemáticos están ayudándonos a ver las consecuencias”, dijo Jorge Velasco.
A pesar de ese temor, el investigador aclaró que los mosquitos de esta naturaleza “tienen rangos de sobrevivencia muy particulares, la zona del altiplano donde están Querétaro y Guanajuato es alta para los mosquitos, por los cambios de temperatura”.
Las condiciones de frío en el territorio queretano hacen que el mosquito no sobreviva, así que “la posibilidad de epidemias para el altiplano de esta enfermedad es muy limitada”.
“Lo que hay son casos importados, alguien que fue a Oaxaca a la costa, a Puerto Escondido, regresa y le da zika, pero no le dio aquí, la trajo de allá, aquí el mosquito a duras penas puede sobrevivir y no hay transmisión”, añadió.
A pesar de eso, el mosquito sí puede sobrevivir en las zonas a nivel de más, húmedas y con temperaturas más estables, como ocurre en Acapulco, Puerto Escondido, Huatulco o Hermosillo, donde incluso se almacena agua limpia que es el punto de incubación del mosquito.
Mientras avanza la investigación, Velasco Hernández reconoció que faltan más datos y la proyección del zika hasta ahora es limitada, porque al igual que el dengue y el chinkungunya, se trata de enfermedades que tienen brotes un año y luego desaparecen, de manera que todavía falta determinar los ciclos del zika.
Hasta ahora “la información que tenemos es muy escasa, porque empezó en 1942, con ciclos de 10 años, de 20, no se sabe cuál es la frecuencia en los brotes, tenemos un récord incompleto con brotes desde el 42 pero no hay una regularidad. No hay suficiente información para hacer una proyección segura para los próximos diez años”.
Por el momento, se trabaja en obtener todos los datos posibles con el apoyo de los investigadores de otras universidades y centros de investigación, para diseñar el modelo matemático para esta enfermedad infecciosa.