A pesar del cansancio por caminar durante 15 días 345 kilómetros desde la Sierra Gorda de Querétaro hasta el Estado de México, los 50 mil peregrinos reflejan la fatiga en sus rostros y cuerpo al caminar, sin embargo, los descansos que realizan cada vez son más cortos.
Explicaron que a un día de llegar al templo de la Morenita del Tepeyac, en la Ciudad de México no quieren demorar más tiempo al realizar paradas para dormitar, comer o convivir, sino que prefieren aprovechar para seguir su andar, y no retrasarse en el camino.
El presidente de la Asociación de Peregrinos de Querétaro, Jaime Rojo Rojo, expuso que a dos semanas de haber emprendido el camino desde la entidad han aumentado los servicios médicos que ofrecen las distintas dependencias de salud de los estados y municipios por los cuales atraviesan los caminantes, así como la Cruz Roja delegación Querétaro, esto —dijo— debido al esfuerzo físico que los andantes han realizado durante los días de peregrinar.
“Pues se han intensificado los chequeos de presión, principalmente, y las enfermedades estomacales; ayer por la noche hubo una persona atropellada, se está investigando cómo es que pasó, pero por ahora fue trasladada a un hospital de Cuautitlán Izcalli, por ahora no sabemos su estado de salud, pero ya está recibiendo atención médica”, dio a conocer Rojo Rojo.
Apuntó que una de las razones por las cuales este tipo de accidentes suceden es porque los peregrinos no conservan el orden dentro de la columna; fenómeno propiciado por las ansiedad de llegar a ver a la Virgen de Guadalupe.
“Los andantes rompen filas y se adelantan, lo que los hace vulnerables al caminar solos por la carretera”, alertó.
En su oportunidad, Bernardo Alfaro Enríquez —peregrino desde hace 17 años— mencionó que a un día de encontrarse a los pies de la Virgen María, se siente animada a caminar con mayor velocidad, distancias cada vez más largas.
“Es un sentimiento que no se puede describir, es como estar tan cerca, pero a la vez aún no estás con ella. Lo único que quiero es ver, ya a nuestra gran madre, darle gracias por darme la fuerza de seguir viviendo y de dejarme llegar hasta su casa”, refirió el peregrino.
Indicó que el camino ha sido difícil, debido al cansancio, las ampollas en los pies, caminar largas distancias, no bañarse, dormir en el piso, y realizar sus necesidades al aire libre, no obstante, Bernardo aseveró que el recorrido lo seguirá haciendo el tiempo que le resta de vida y mientras tenga salud.