Felipe Ramírez Guerrero y Carlos Alberto Vivanco empiezan su día a las 4 de la mañana, hora en que se levantan de la cama y realizan su aseo personal —se bañan, peinan su cabello, se lavan los dientes y viste con ropa cómoda, entre otras— para salir de su casa y recoger el periódico EL UNIVERSAL Querétaro, que distribuirán por las calles de la ciudad.
Don Felipe sólo toma una taza de té caliente, pues una comida más sustanciosa a tan temprana hora no es de su agrado. Durante el transcurso de su jornada, confía en degustar algún alimento rápidamente.
Relata que en su trabajo es preciso recoger el periódico que repartirá antes de las 6:30 horas.
El voceador es amante de la puntualidad, por lo que arriba a la colonia San Pablo cuando el reloj marca las 4:45 de la mañana; en esa zona habrá de entregar el periódico.
Para que Felipe tenga en sus manos el material informativo deben transcurrir 50 minutos desde que abandona su hogar, pues es el tiempo que le lleva recorrer a pie el trayecto de la colonia Peñuelas —donde se ubica su casa— hasta la colonia San Pablo; pues a las 5 de la mañana no hay servicio de transporte público.
“Es la primera vez que me empleo como voceador y la verdad me ha gustado mucho el trabajo porque me da tiempo de realizar otras cosas durante el día, porque salgo alrededor de la una de la tarde; por ejemplo, ahora ocupo la tarde libre para cuidar a mi papá que está enfermo”, expuso el voceador.
Una vez que se le ha entregado EL UNIVERSAL Querétaro, don Felipe reanuda su recorrido matutino a pie hasta llegar a su zona de reparto, ubicada en el crucero de las avenidas Felipe Ángeles y Epigmenio González.
El trabajo como voceador le ha permitido obtener recursos para sostener a su esposa, ya que actualmente sus hijos, aunque cuentan con un empleo —explica el señor Felipe—, son personas independientes.
Además en EL UNIVERSAL, Ramírez Guerrero ha hallado una fuente de trabajo que otras empresas ya no le otorgan debido su edad: “el trabajo en El Gran Diario de México me hace sentir una persona útil”, comenta.
“Además, en este trabajo me he dado cuenta que la gente es muy sensacionalista, un ejemplo es que cuando se murió Jenny Rivera y cuando eligieron al nuevo papa, todos los periódicos se vendieron rápido”, recordó.
Don Felipe tiene 55 años de edad, de los cuales 6 meses los ha dedicado a ser parte de la planilla de voceadores de EL UNIVERSAL Querétaro. Anteriormente trabajó como obrero en distintas fábricas, sin embargo lamentó que estar cerca de los 60 años, otras empresas ya no requieren de su mano de obra.
Actualmente la plantilla está conformada por 130 voceadores, informó Osiel Antonio Vallejo Montejo, jefe de circulación y logística de EL UNIVERSAL Querétaro.