El proyecto de la Biblioteca de Campus Juriquilla, ahora en construcción, de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), obtuvo el premio Federico E. Mariscal en su novena edición, otorgado por el Colegio de Arquitectos del Estado de Querétaro (CAEQ), para distinguir a los mejores trabajos de producción arquitectónica contemporánea, que se generan en la entidad.
El coordinador de Diseño Arquitectónico de esta casa de estudios, Guillermo Iván López Domínguez, recibió el galardón en el marco del 41 aniversario del CAEQ.
López Domínguez señaló que “se trata de un proyecto ambicioso” con el que se beneficiará a los universitarios, particularmente de las facultades de Ciencias Naturales e Informática. En ese espacio se contará con los acervos bibliográficos respectivos de cada unidad académica y se ubicará el Data Center y tres laboratorios en la facultad de Informática.
Detalló que además se dispondrá de dos salas de lectura, una general y otra informal, una de cómputo, área para trabajos en equipo, una plaza, una cubierta verde y en el exterior se tendrá un humedal que servirá para procesar el agua gris, regresarla a las cisternas y reutilizarla en los baños o en labores de riego.
El presidente del CAEQ, Tomás Enrique Álvarez Celaya, señaló que después de cinco años de no otorgarlo, los agremiados al colegio retomaron la entrega de éste para reconocer la profesión del arquitecto y expresó su satisfacción con la calidad de los trabajos que fueron postulados.
Comentó que el jurado evaluó “la calidad del diseño arquitectónico, la coherencia entre los materiales, su relación con el entorno, sus condiciones climáticas, características sustentables y el desarrollo funcional del propio edificio”.
“La idea de una biblioteca sólo para guardar libros no nos parece atractiva ni apropiada para la universidad. Por ello, buscamos que además de guardar cosas, sirva para poner a dialogar a dos universos aparentemente distantes”, señaló.
El responsable de la Coordinación de Diseño Arquitectónico de la UAQ puntualizó que algunas de las características específicas del edificio serán: una cubierta inclinada que se ubicará en la parte superior, la cual funcionará como entrada de luz natural a la sala de lectura general y se convertirá en un acervo de vegetación en el que se recuperarán alguna especies que se removieron para realizar la construcción.
Así como el Data Center de la facultad de Informática, “que será el más grande de la universidad, conectado con fibra óptica y que abastecerá servicios de internet a todo el campus y al Centro de Negocios, además de ser el corazón de esta facultad para el desarrollo de software”.
López Domínguez comentó que en la planeación y ejecución de esta obra están involucrados especialistas en diversas áreas, quienes realizan estudios climáticos, de sombra y radiación solar, para satisfacer los requerimientos de construcción y establecer los criterios que permitan migrar a la implementación de energías renovables y hacer sustentable el edificio, conforme se dé el progreso tecnológico y se cuente con mayor presupuesto.
“Evidentemente no podemos poner el Data Center, que son servidores delicadísimos, con alimentación solar, para ello tenemos una planta de energía; pero el resto de los espacios sí podrían abastecerse con paneles solares y estamos preparados para migrar a eso cuando llegue el momento”, aseguró.
Otro aspecto enriquecedor en el proyecto es la participación de la comunidad de la facultad de Ciencias Naturales, para establecer áreas verdes con flora nativa o endémica del estado de Querétaro, y así contribuir con la preservación y revalorización de los recursos naturales de la entidad.
El universitario destacó el trabajo que en este proyecto han hecho los arquitectos Arturo Jiménez Schneider, Andrea Esquivel Velázquez e Iván Amel Urbino Pérez.