En el mercado Lázaro Cárdenas, que se localiza en el municipio de Querétaro, los días transcurren a paso lento. Los comerciantes, que no sobrepasan los 60, afirman que en el lugar “no hay a quién vender”.
Los locatarios aseguran que las tiendas de conveniencia y los supermercados instalados en la colonia del mismo nombre han ocasionado las bajas ventas, pues 35% de los comercios se encuentran cerrados.
El mercado, construido hace más de 20 años, está diseñado para albergar a 115 comerciantes. Sin embargo, sólo 60 locales se encuentran abiertos.
“La situación está difícil. Hay poca venta, son escasas. Aquí hemos tenido momentos de crecimiento, pero luego nos ponen el pie para que dejemos de avanzar, porque instalan una tienda de autoservicio cerquita. Luego vamos para abajo otra vez. Vamos tratando de levantar nuevamente cuando de repente ya nos pusieron un Oxxo y luego una Bodega Aurrerá. Estas tiendas llegan con sus ofertas, con tortillas baratas, con verduras rebajadas de precio, pues no podemos competir y los clientes se nos van”, explicó Sofío González Ponce, quien desde hace 20 años trabaja vendiendo abarrote en este mercado.
En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL Querétaro, se aprecia que en el mercado Lázaro Cárdenas por lo menos hay cuatro pasillos abandonados y varios locales cerrados.
Sólo se aprecian letreros de las tiendas cerradas, como un pequeño comercio donde se puede leer “Aretes, collares, llaveros, carteras y pulseras” y otro más que dice “Cocina económica Mary” y “Family Viajes”.
Algunos comercios sobreviven, principalmente los que venden alimentos, como “Carnicería Conchita”, “Semillas, Chiles secos y derivados”, así como donde ofrecen tacos, gorditas y guisos.
Incluso, el estacionamiento del lugar sólo tiene cinco o seis vehículos.
Los comerciantes aseguran que poco a poco los locatarios dejan vacíos los puestos, en vista que las bajas ventas los obligan a cerrar y tratan de encontrar algún otro sitio para realizar sus ventas.
“De aquí se han ido muchos que no han podido aguantar. Empiezan muy fuertes, pero no resisten porque la venta es muy baja. Los clientes llegan a veces uno cada dos horas, hay días que yo no vendo nada y eso que abro desde las siete de la mañana y cierro hasta las ocho de la noche”, explicó María Juárez, quien vende ropa de segunda mano desde hace seis años en este mercado.
La vendedora también explicó que la venta de ropa ha estado muy baja, “he tratado de meter otros productos, pero no hay más dinero para invertir, por lo mismo mis colegas vendedores se han ido. Aquí enfrente estaba la señora de las frutas y las verduras, y pues como no vendieron en una semana, todo se les echó a perder, y eso que se surtían en el mercado de abastos”, relató.
Los vendedores aseguran que ya no pueden salir de este lugar, pues lo que pagaron por su local comercial no es recuperable.
Al menos, aseguran, los pocos clientes que tienen son leales y continuamente acuden a comprar directamente a sus locales.