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Entre bolsas de plástico, botellas y toda esa basura que generan los queretanos en sus casas, es en donde le toca trabajar a José Guadalupe. Un señor de ‘un metro sesenta’ que recibe a los camioneros con una sonrisa que contagia.
Él trabaja en el relleno sanitario de Mompaní, al norte de la ciudad.
“Me gusta mucho trabajar aquí, ya tengo 13 años”, dice mientras da indicaciones a los choferes de los camiones de basura para que se estacionen; trabaja con una banderita naranja, y para cubrirse el sol usa una gorra roja (de un partido político), en alguna campaña política se la ha de haber regalado.
Al estilo de los ‘viene viene’, Don Lupe coordina a los camioneros para que, en orden, descarguen la basura que recogieron en la capital queretana; algunos camiones del municipio, otros de empresas contratadas.
En realidad el trabajo de Lupe es el de “papelear”, es decir, barre toda la basura “que se vuela” y que tiene que llevar de regreso a la zona de tiradero; la acomodada de vehículos le tocó por las vacaciones de una compañera.
“Ando papeleando, que separando lo que es la basura, bolsas, barrer la que está en el suelo y que anda por allá”.
En 2002, llegó a la empresa Proactiva para trabajar como vigilante. Su presencia en el lugar le permitió conocer a la encargada del área de Recursos Humanos a quien le pidió una oportunidad, y desde entonces llega todos los días para levantar toda la basura que se sale de su cauce, para evitar que las bolsas y papeles llegue a la carretera que está a un costado.
“Yo era guardia y después le dije a la de recursos humanos que si me daba trabajo y me dio trabajo aquí, llevaba un año de guardia; la verdad la pasó bien, me gusta trabajar aquí, todo es muy tranquilo”, dijo.
Ante el crecimiento poblacional de los últimos años —con 865 mil habitantes— se hace evidente que la basura también va en aumento, por ello Lupe manda un mensaje a los habitantes de la capital para que sean más conscientes de lo que desechan.
“Deberían separar la basura en sus casas, aquí llega mucha que se puede reciclar, latas, botellas, papeles y sí se nota cómo crece más su llegada […] debemos ser más concientes”.
Mucha vida en el relleno. Hace un año el Ayuntamiento de Querétaro aprobó, con respaldo de la Secretaría de Desarrollo Sustentable estatal, la ampliación del relleno sanitario para pasar de 20 a 40 hectáreas; actualmente, están ocupadas 17 de ellas por basura, cinco son usadas para el área administrativa y caminos.
Mensualmente se registra el ingreso y salida de 300 vehículos, que en promedio llegan a descargan dos veces al día; en total, se depositan entre mil 200 y mil 300 toneladas de basura al día.
Gerardo González, coordinador de operaciones del relleno, explica el funcionamiento: los camiones llegan [ingresan siempre que tengan permiso expreso del municipio de Querétaro], pasan por una báscula y se trasladan a la zona de tiradero.
Ahí descargan el camión, uno tras otro, mientras una máquina aplanadora prepara el terreno. El depósito se hace en celdas y todos los días, al finalizar la jornada, se cubre con tierra.
En el relleno se observan montañas de tierra que están cubriendo la basura que durante años se ha acumulado; algunos camiones, varias veces al día, llevan cargas de tierra a la zona que ya está cubierta para reforzar y evitar deslaves, sobre todo en temporada de lluvias.
Por el crecimiento de basura, la ampliación del terreno y los años que aún le quedan a la concesión [termina en 2028], se estima que hay tiempo suficiente; incluso se reducirá la demanda de espacio una vez que entre en funcionamiento la planta separadora.