Desde las tres de la mañana empieza el movimiento, lo mismo llegan marchantes, clientela o cargadores.
Al sur de la ciudad se encuentra la Central de Abastos de Querétaro. Es el lugar donde la fruta y las verduras son las más frescas, donde tenderos o mercaderes surten el abastecimiento de sus negocios.
Para la mayoría de los ciudadanos, las tres de la mañana resulta una hora madrugadora, pero quienes trabajan en la central es el tiempo justo en que las labores comienzan, pues un par horas después, tianguis, mercados, tiendas, restaurantes y fruterías estarán abriendo y para entonces cada establecimiento ya deberá contar con su mercancía.
Pero así como frutas y verduras entran y salen, los mismo pasa con las legumbres, con los semillas, con la carne, con el pollo, con los chiles secos, con los embutidos y con los lácteos.
La Central de Abastos reúne diariamente, a por lo menos a 600 vendedores que venden alimentos producidos en el campo mexicano, desde hace 27 años.
Comerciantes de La Cruz, del Escobedo, Tepe y Presidentes acuden en busca de los nopales pelados, picados o enteros.
Alrededor de diez personas integran la fila del pelado y picado del nopal. Para quien los busque en vinagre, también hay, los cuáles pueden encontrar en la tortillería o en al chicharronería.
En la Central de Abastos es más fácil localizar comercios dedicados a la venta exclusiva de un sólo producto: jitomate, naranja, limones, pollo, lechugas, pescado y demás variedad.
La variedad de negocios aloja la variedad de oficios.
La caracterización de la central recae en la gente que labora dentro de las naves comerciales.
Los cargadores, hacen posible la trasportación de la mercancía, quienes se dedican especialmente a cargar sobre sus hombros —o sobre algún artefacto que amortigüe— el peso del producto.