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La Universidad Autónoma de Querétaro cuenta con un vivero que produce anualmente 150 mil plantas, las cuales forman parte de las áreas verdes de las diversas facultades y campus de la universidad, explicó el encargado de áreas verdes, Juan Carlos Díaz.
Desde hace 26 años el vivero se concretó como la oportunidad para generar vida verde a partir de desechos florales, que a la fechan fungen como la materia prima del sitio, el cual está ubicado en el Centro Universitario (CU).
Al inicio del proyecto los involucrados fijaron como meta la reproducción anual de 10 mil plantas, propósito que fue superado prontamente para dar pié al crecimiento de 150 mil por año.
“Reproducimos alrededor de 150 mil plantas al año, cuando lo inicié la idea era reproducir 10 mil en ese lapso y nos fue tan bien que a los tres meses ya había logrado la meta”, recordó Juan Carlos Díaz.
La reproducción de plantas comenzó con las especies de rápida gestación: “Empezamos a crecer y a traer variedades comunes y fáciles de reproducir que es lo que seguimos manejando: la malva, la margarita que son plantas de rápida duplicación, también reproducimos arbustos como el rosa laurel”.
A la reproducción de plantas se suma la de arbustos y árboles, los cuales requieren más tiempo de formación pero que igualmente logran anualmente índices altos de germinación.
Durante 12 meses en el vivero se originan 500 árboles por el sistema de acodo aéreo, “con este sistema le ganamos tiempo al tiempo, podemos sacar un árbol con una apariencia de dos, tres, cinco y hasta diez años en un tiempo de tres a seis meses. Hacemos que una rama de un árbol se convierta en otro árbol, viene siendo una especie de clon”.
Entre las técnicas de reproducción sobresale la de semilla, estaca y acodo, siendo la ultima una de las más implementadas, explica.
26 años de desarrollar flora
El encargado de las áreas verdes de la Autónoma de Querétaro rememoró el momento en que se concretó el vivero, que surgió como propuesta para abastecer estas áreas que no contaban con un presupuesto y como respuesta a las escasas zonas vegetativas que había en el Centro Universitario.
El vivero surge por “la necesidad. La universidad nunca ha podido tener un presupuesto muy grande para la creación de áreas verdes y siempre lo académico tiene prioridad; como no había nada en sí, el CU estaba muy vacío, teníamos 10% de áreas verdes”.
El pionero del proyecto, Juan Carlos Díaz, explicó que “empezamos a producir planta madre y nos íbamos a las casas donde veíamos que estaban podando y pedíamos que nos regalaran su basura, lo que para la gente era basura para nosotros es mano de obra”.
Desde entonces el vivero universitario se ha consolidado como un proyecto ecológico y de reciclaje.
“Normalmente trabajamos sin presupuesto, trabajamos de la basura. Somos un ejemplo vivo del reciclaje… de ahí viene mucha de nuestra materia viva. Lo que para alguien es basura para mí es materia prima”.