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México lleva ocho años de retraso en cuanto a la revolución energética, que es resultado de una transformación muy profunda en ese mercado a partir del cambio tecnológico, aseveró el analista político, económico y social, Macario Schettino.
“Ahorita ya no se puede hacer mucho, si logramos hacer una reforma energética más o menos decente podemos tener energía garantizada para nosotros; pero incorporarnos a esta revolución energética (sería difícil), pues ya vamos ocho años tarde”, aseguró el especialista.
En el marco de la conferencia magistral “El momento de México en el mundo”, realizada en la ciudad de Querétaro, el también columnista y articulista de EL UNIVERSAL recordó que en 2005 hubo un cambio tecnológico muy importante en Estados Unidos que se conoce como la fractura hidráulica.
Este proceso les permite extraer gas natural y petróleo de formaciones rocosas de las que antes no se podía obtener, por ello el país vecino ha incrementado su producción de petróleo en los últimos cinco años en más de tres millones de barriles diarios.
Mientras que el incremento de producción de gas natural genera un superávit, al grado que necesitan exportar.
“Es una transformación total de lo que teníamos antes y significa que en los próximos años la energía puede ser más barata y abundante”, estimó el también catedrático del Tecnológico de Monterrey.
Aseguró cambiará el mercado de energía, porque Estados Unidos y Canadá van a ser superavitarios en esa materia, por lo que los países que antes estaban exportando petróleo, como Arabia Saudita, Venezuela o México, dejan de tener importancia y tendrán que hacer algo para compensar los ingresos que van a perder debido a que ya no van a poder vender el hidrocarburo.
Macario Schettino explicó que los grandes cambios que están viviendo en el mundo como la revolución energética, el incremento en el tiempo libre y la enfermedad de los costos transforman la economía.
El objetivo de esta ponencia fue analizar cómo está cambiando el entorno geopolítico como resultado de los cambios referidos.
En cuanto a la enfermedad de costos, Schettino abundó que hay ciertas actividades económicas que ocupan mucha mano de obra y no pueden reducirla. Por lo tanto, esas empresas se van haciendo más productivas con respecto a otras actividades que sí pueden reducir su personal.
Estas actividades que se hacen más caras de manera continua son por ejemplo la salud, educación y seguridad. Por eso, se debe pensar en el futuro, pues los gastos en estos rubros van a ser cada vez mayores.
“Esto no se puede contrarrestar, es un fenómeno que ocurre y lo importante es tenerlo claro, porque significa una transformación en cómo funcionan las economías del mundo”, concluyó el académico.