La mitad de las personas que sufren un primer infarto y reciben atención médica, a los seis meses dejan de tomar las medicinas que les podrían salvar de un segundo evento cardiaco.
Un paciente infartado tiene seis veces más probabilidades de morir en un año, en comparación con una persona que no lo ha tenido, y aunque una terapia preventiva reduce 80% el riesgo de un segundo infarto, en poco tiempo abandonan la terapia.
En el seminario de medios “Por una vida cardio saludable”, llevado a cabo en San Juan del Río, cardiólogos expresaron que entre los principales argumentos que dan los pacientes para ya no tomar sus medicamentos están: se les olvida, porque mejoraron sus síntomas, por ahorrar dinero, no sintió mejoría, cree no necesitarlos.
Así como por los efectos adversos de algunos fármacos, porque interfieren con su vida, no hay quien se los recuerde y por problemas para resurtir la receta.
El presidente de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México (ANCAM), José Manuel Enciso, explicó que en Estados Unidos se gastan 100 millones de dólares al año por la falta de adherencia al tratamiento, se generan 125 mil muertes y 33 por ciento de hospitalizaciones que pudieron evitarse.
Destacó que el colesterol malo elevado, la hipertensión arterial, la obesidad y la diabetes son los principales factores de riesgo para presentar una enfermedad cardiovascular.
Gerardo Vieyra, médico adscrito al Instituto Nacional de Cardiológía Ignacio Chávez, dijo que las estatinas que ayudan a controlar el colesterol, con ácido acetilsalicílico (aspirina como cardio protector) y un antihipertensivo, es lo que el paciente infartado necesita para evitar un segundo evento.
Sin embargo, a mayor toma de medicamentos es menor la adherencia al tratamiento porque los pacientes se confunden o se cansan de tantos fármacos.
La polipíldora que desde hace cuatro años está disponible en el sector privado en México y que este mes ingresará al sector público de salud, contiene en una sola cápsula los tres medicamentos básicos que se requieren para prevenir un segundo infarto.
Al respecto el director del Hospital General del Tacuba, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Carlos Narváez Oriani, expuso que “la polipíldora es una nueva estrategia para mejorar la adherencia en prevención secundaria”.
Resaltó que lamentablemente es muy difícil aterrizar el concepto de prevención en la población, particularmente en la joven, pero la polipíldora ofrece en una sola toma al día los mismos beneficios que si se toman los tres medicamentos por separado.
Se ha visto que facilitar la toma de los fármacos, mejora hasta 90% el apego de los pacientes a su tratamiento.