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En la comunidad La Trinidad, en el municipio de Tequisquiapan, todos los días lugareños buscan ópalos, piedras semipreciosas que luego venderán en distintos precios, según la calidad de la piedra, a turistas y joyeros.
También llevan a los visitantes a conocer las minas de la zona y les invitan a que ellos experimenten la aventura de ser gambusinos por unas horas, siendo esta una manera de allegarse recursos económicos para los pobladores que se quejan de la falta de oportunidades y de empleo.
Muchas de las personas que se dedican a este viejo oficio aún lo continúan haciendo de acuerdo con la vieja tradición, es decir, de manera muy rudimentaria, se valen de un martillo con punta para picar durante horas la piedra, proceso que repiten desde tempranas horas del día y no paran hasta bien entrada la tarde.
En muchas ocasiones la perseverancia es lo que los mantiene, ya que según comentan cada vez es más difícil encontrar estas piedras con las cualidades necesarias para poder hacer buenas ventas posteriormente. Existen características que tienen que cumplir como la presencia de colores del arcoiris.
El ópalo es un cuarzo que se forma a través de los años por la filtración de agua por las grietas llegando a estancarse entre las rocas y en combinación del silicio la presión, el calor y en general la absorción de sales y minerales se cristaliza y compacta hasta formar estas codiciadas piedras.
En la actualidad aún se comercializan tanto nacional como internacionalmente. Japón es uno de los países con mayor interés en la importación del ópalo
Además de representar un recurso económico en la región, también ofrecen un gran atractivo turístico. Todas las personas que visitan las minas exploran y conocen de dónde se extraen estas piedras de bellos colores.
En México, Querétaro es uno de los más grandes productores de ópalos en el país. La mayoría de estas minas se encuentran muy cerca de San Juan del Río y Tequisquiapan y las más importantes de la región son San Felipe, Cerro Viejo y la Carbonera.