Ya son 10 años los que la familia Rodríguez vende quesadillas en un local improvisado en la calle de Tláloc, casi esquina con Pie de la Cuesta en la colonia Desarrollo San Pablo. Comerciantes de profesión y queretanos de nacimiento esta familia se ha dado a la tarea de ofrecer sus delicias culinarias a todos los habitantes que llegan a las inmediaciones de la delegación Epigmenio González.
“Siempre nos hemos dedicado al comercio. Intentamos vender de todo. Primero tratamos con ropa, muebles y encontramos en la comida el punto porque las personas nos siguen y mucho. Primero nos pusimos en Pie de la Cuesta, de ahí nos corrieron, aunque se oiga feo, pero una amiga aquí me brindo el espacio y aquí vamos a estar hasta que el gobierno nos corra, o nos empiece a poner pretextos”, señaló doña Carmen, propietaria junto con su esposo del negocio.
De queso, chicharrón prensado, papas con chorizo, huitlacoche, rajas, picadillo y demás son las diferentes variedades que se pueden degustar en Quesadillas Max, que es atendido por sus propietarios Carmen y Javier, siendo este último quien prepara los diferentes guisos que se ofertan en el enlonado.
“Los clientes no tienen una favorita, porque todas están muy buenas. No sé que les pone mi marido, pero las personas nos siguen comprando a pesar del cambio que tuvimos. En Pie de la Cuesta nos pidieron de una forma muy diplomática que nos quitáramos, estábamos en la esquina de Tláloc, pero mi amiga nos dio asilo aquí en su casa y nosotros la ayudamos con un dinerito, para compensarle el que nos deje vender aquí”, asentó doña Carmen.
Para la preparación se necesitan 14 kilos de masa que son utilizados para las más de 600 quesadillas que se venden en un día normal entre pedidos especiales y los comensales que llegan directamente a consumir en su local. Los Rodríguez han podido solventar los gastos de la educación de sus dos hijos que los fines de semana llegan a ayudar a sus padres en la venta de las quesadillas, porque en el negocio no se descansa ni un solo día.
“Este negocio, bien administrado, nos ha dado para comer y para mantener a los dos muchachos que tenemos; al menos para comer no nos falta. Hemos encontrado en este negocio buenos amigos y nos buscan por la atención que les damos porque siempre preparamos con cariño a nuestros clientes”, explicó Carmen Rodríguez.
Uno de los clientes dijo que estas quesadillas las ha buscado desde hace dos años por tres razones principales, “sabor, tamaño y precio, están muy bien servidas, a uno lo tratan como si estuviera en casa y el precio que dan es muy accesible, en otros lados cada quesadilla cuesta entre 12 y 18 pesos; aquí con 16 pesos comes dos quesadillas y quedas satisfecho por el buen sabor que tienen”, dijo Carlos Ramos después de desayunar tres quesadillas; y regresó a sus labores
Trabajando todos los días es como esta familia ha logrado tener una buena clientela, recuerdan que el primer día que se pusieron a vender tan sólo vendieron 25 pesos, y su inversión fue de 300, por lo que se desilusionaron un poco pero no cejaron en el empeño. Ahora con un horario de las siete de la mañana hasta las dos de la tarde, de lunes a sábado, esta familia puede mantenerse “a flote” ante las diferentes crisis económicas.