Víctor Pernalete tiene 15 años que salió de su natal Venezuela junto con su familia a buscar un mejor futuro. Luego de una propuesta de trabajo que le hicieran a su padre, Víctor, sus dos hermanos, su papá y su mamá se mudaron de país llegando a Querétaro en 1998.

“Mi papá trabajaba en la empresa Kellog´s, la planta de esa empresa en México esta aquí en Querétaro y mi padre trabajaba en las instalaciones de la empresa en Venezuela, entonces hubo un proyecto y se escogió a México por las características del país”, asentó.

Aunque el proyecto duraba solo tres años, la familia Pernalete decidió no regresar y buscar oportunidades dentro de la misma empresa para quedarse en Querétaro mientras hubiera trabajo. Ahora ya pasaron 14 años.

“Entonces se abre la oficina y se trae a gente de todas partes, de Brasil, Guatemala, Honduras, era un proyecto que duraba tres años, muchos de los que vinieron se regresaron, otros no aguantaron estar fuera de su país. Se regresaron antes y otros como nosotros al final decidimos quedarnos. Tomamos la decisión como familia de asentarnos aquí, mientras mi papá tuviera trabajo y eso por suerte, siempre ha tenido. Mi papá salió de Kellog’s pero consiguió otro trabajo pronto”, dijo.

Sin embargo, las cosas no fueron fáciles. Víctor a sus escasos ocho años hablaba de una forma diferente y también en como las trataba a las personas y la comida…todo le parecía picoso, por lo que fue difícil la adaptación.

“Yo tenia ocho años cuando nos cambiamos, fue difícil en un principio porque eres alguien que habla diferente, te vistes diferente y todo, además era un niño introvertido; estás acostumbrado a otras cosas pero con el tiempo te acostumbras. Al principio todo me picaba, me enchilaba con todo pero luego con el tiempo le vas agarrando el gusto”, dijo.

Nueva vida

Al paso de los años Víctor ve en Querétaro las ventajas y virtudes que provee a todos sus habitantes, el principa, asegura la seguridad. La vida en Venezuela no es igual, la inseguridad urbana asecha a los habitantes, a decir de Pernalete Blanco no se puede salir con libertad, a pesar de que las personas se acostumbran.

“Querétaro es una ciudad muy tranquila. Allá hay mucha inseguridad urbana. Cuando vives ahí crees que es normal, pero recuerdo que el carro tenía como cinco mecanismos de seguridad, que el corta corriente, el bastón y así. Además ya no podías ir al súper en la noche porque tenias miedo que te robaran el coche”, explicó.

Aún extraña las cachapas, empanadas, la yuca, la candidez de la gente, entre muchas otras cosas, pero asegura que no regresará.

Google News

TEMAS RELACIONADOS