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La carbonería es un oficio añejo, que con el paso del tiempo ha logrado sobrevivir a los avances tecnológicos que podrían sustituirlo, gracias a quienes prefieren “la vieja usanza”.
En avenida San Diego, casi al llegar a la calle Espuela del Tren, en la colonia Felipe Carrillo Puerto, se ubica una tradicional carbonería que abrió sus puertas en el lugar hace más de 15 años, poniendo en práctica las enseñanzas del patriarca de la familia, quien desde pequeño aprendió el manejo del carbón.
Manuel Soto Soto, encargado del lugar, asentó que el negocio no es lo mismo comparado con las temporadas en que su abuelo se dedicaba a la venta del carbón, puesto que hace algunas décadas, este producto era de vital importancia prácticamente en cualquier hogar.
“Cuando mi abuelo vendía carbón, esto era otra cosa, los clientes llegaban uno tras otro, claro que los tiempo cambian, ahora hay muchísimas formas de sustituir el carbón pero afortunadamente todavía nos es redituable”, aseguró.
Comerciantes
Las decenas de comercios dedicados a la venta de pollos rostizados, o hamburguesas al carbón, restaurantes de cortes, entre otros, son ahora los que ayudan a subsistir este tipo de negocios que a pesar de existir mercado que lo solicita, existen menos establecimientos.
Además, los típicos sábados de carne asada que se realiza entre amigos o integrantes de las propias familias, también han colaborado a que el negocio subsista, con la atención de los sobrinos, quienes en ocasiones ya se encargan del procesamiento del carbón.
Y es que la baja demanda de este producto no se refleja únicamente en la clientela, sino en el abastecimiento de las materias primas, que ya no se consiguen fácilmente en el estado, por lo que deben solicitarla en Guanajuato, en donde asegura Manuel Soto, la leña es de buena calidad y de buen costo.
Proveniente de Aserrín, comunidad de Amealco, la familia Soto Soto se siente orgullosa de seguir las enseñanzas del abuelo y confían en que el mercado nunca logre sacarlos “de circulación”, y esperan continuar con la opción que decenas de locatarios, de los alrededores, contemplen para la preparación de sus comidas al carbón.
