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Hércules, es uno de los barrios más tradicionales de la capital queretana, el cual es famoso por varias cosas, pero quizá uno de los elementos más importantes e icónicos de este lugar, sea la fábrica de textiles que lleva el mismo nombre y que tiene una historia de casi 170 años.
Rubén Rodríguez Sánchez, actual director de planta de la fábrica de textiles Hércules, compartió con EL UNIVERSAL Querétaro varios datos históricos que resultan por demás interesantes de conocer, ya que este inmueble es un lugar con mucha historia y tradición para la gente de Hércules y de Querétaro en general.
Explica que hay que remontarse hasta la época de Conin, quien fue bautizado en 1529 como Fernando de Tapia. Este importante personaje de la historia de Querétaro, estableció en esa región, redes de comercio con los pobladores de La Cañada, con la previa autorización de las autoridades provenientes de España, en la época de la colonia.
Más tarde, el virrey don Luis de Velasco, en 1591, cedió los terrenos de Hércules a Diego de Tapia, hijo de Fernando de Tapia, el cual estableció un molino que llevó como nombre El Colorado, este sería el antecedente más antiguo de la fábrica de textiles. Ese molino lo siguió trabajando la hija de Diego de Tapia, llamada María Luisa de Tapia, quien además de hacerse cargo del molino, instaló un obrador de tejido de lana. Posteriormente, en enero 1766 María Luisa de Tapia, vende el terrero a Juan Antonio de Urrutia, Marqués de la Villa del Villar del Águila, quien a su vez, en 1777, se lo vende al capitán del ejército español, Juan Antonio Fernández de Jáuregui Villanueva.
De esta manera, Rubén Rodríguez Sánchez, actual director de planta de la fábrica de textiles Hércules, menciona que fueron varios los dueños que tuvo este terreno, hasta que al final llegó a manos de Cayetano Rubio, un español originario de Cádiz, España, quien llegaría a la Nueva España en 1809. Después de varios años y de hacer negocios en Veracruz y Tamaulipas decide radicar en Querétaro y en septiembre de 1838 compra el terreno en el cual inicia la construcción de la empresa de textiles Hércules.
Trajo maquinaria proveniente de Inglaterra, de hecho hay una placa en el interior del inmueble que lo certifica. Al construir la fábrica, debido a la necesidad de agua, edificó un acueducto (aproximadamente dos kilómetros) que llevaría el vital líquido de lo que se conoce como La Presa del Diablo a la fábrica de textiles.
Se llama Hércules, debido a que el escudo de armas de Diego de Tapia, aparecían las columnas de Hércules, “quiso hacerlo en honor de los primeros dueños de la empresa que instalaron el molino”, explica Rubén Rodríguez, quien comparte que la famosa estatua de mármol del mítico Hércules que hay en una de las entradas, proviene de Carrara, Italia.
Oficialmente la fábrica de textiles Hércules inició operaciones el 15 de agosto de 1846. Con esto, su dueño, Cayetano Rubio, se convertía en el primer industrial de Querétaro y la fábrica sería la segunda de su tipo en el país, después de La Constancia, ubicada en el estado de Puebla. En su momento, la fábrica llegó a ser la fuente de trabajo de más de 2500 trabajadores provenientes de La Cañada, de Hércules y del Centro de Querétaro.
Identidad
A raíz de la construcción y posterior funcionamiento de la fábrica de textiles de Hércules se comenzó a formar el pueblo de Hércules.
“Se empezó a hacer poblado a partir de la fábrica; empieza la fábrica y después todo se va dando en conjunto, las casas, la entrada, la iglesia, etcétera”, explicó Rodríguez Sánchez y manifestó sentirse orgulloso de trabajar en un lugar tan importante para los queretanos. “En lo personal es un orgullo el seguir trabajando en esta empresa con una historia tan interesante. Le ha tocado vivir muchas cosas, muchos hechos históricos importantes, estamos hablando de 169 años, una empresa que se ha mantenido a lo largo de los años”.
Actualmente la fábrica sigue funcionando, fabricando hilos, mantas, tejidos, telas sintéticas y da trabajo a aproximadamente 50 trabajadores. Alejandro Alonso Ávila, es uno de ellos, trabaja en el departamento de calidad y producción desde hace 37 años. Afirma que su padre y abuelo también trabajaron en ésta fábrica.
“Casi todos los habitantes de Hércules trabajaron en algún momento en esta fábrica, era una costumbre heredar el trabajo, yo entré a trabajar aquí por mi papá. Muchos trabajadores les dieron estudios a sus hijos con el trabajo de aquí”, manifestó.
Martín Ramírez López, oficial atador, comparte que es parte de esta fábrica desde el 10 de octubre de 1979. “Aquí muchas familias crecieron, florecieron, esta fábrica representa toda mi vida, empecé a trabajar aquí desde los 16 años; le agradezco todo lo que soy ya que me ha permitido sacar adelante a mis dos hijos”.