Adnan Haider, imán de la comunidad musulmana Ahmadia, en Querétaro, recuerda lo que el profeta Mahoma dijo: “Amor para su país, es parte de su fe”. Entonces, dice, “cualquier manera en la que podamos ayudar a este país, que también es nuestro, vamos a hacerlo, cualquier manera, cualquier acción”. Adnan, junto con su esposa, y dos mujeres más, acuden al templo de San Sebastián y al CAMMI a dar carne de res, pues como marca el Eid Al Adha, o Fiesta del Sacrificio, se mata un cordero o una vaca, y una tercera parte (o un poco más) se reparte entre los pobres.
La Fiesta del Sacrificio para los musulmanes es la fecha más importante de su calendario. En ella se recuerda el sacrificio de patriarca Abraham, Ibrahim para el Islam, quien iba a ofrecer la vida de su hijo a Dios en señal de obediencia, pero en el último momento un ángel detuvo al patriarca y Dios le ofreció un cordero para que hiciera el sacrificio.
La comunidad musulmana Ahmadia de Querétaro celebra en su mezquita. Ahí se reparten la parte de la carne de la vaca que les corresponde. Apartan un poco más de la tercera parte para repartir. En esta ocasión fue en una casa hogar, el comedor del templo de San Sebastián, en donde se brindan alimentos a migrantes y a personas en situación de calle, y al Centro de Apoyo Marista al Migrante (CAMMI), lugar que también brinda alimentos y albergue de día a los migrantes que pasan por el estado.
En San Sebastián los recibe la hermana Teresita Malagón Escamilla, pues el cura del templo no se encuentra. La monja señala que lo que debe de prevalecer entre los seres humanos es el espíritu de generosidad, “seamos de la religión que sea, lo que se agradece mucho es la fraternidad, la delicadeza de compartir con los más necesitados”.
La comida, explica, se guisará cuando vengan las personas al comedor, que son personas en situación de calle, y de vez en cuando a migrantes que se acercan. Generalmente se les sirve de 70 a 100 personas desde hace tres años. Actualmente se les cobra una módica cooperación.
Luego de entregar la carne, Adnan y sus acompañantes se dirigen al CAMMI, donde son recibidos por Jovanni Nicolás Domingo, encargado operativo del centro. El imán entrega la carne.
Adnan ofrece a Nicolás el apoyo solidario de la comunidad musulmana, con algunos de sus integrantes para que acudan de voluntarios a apoyar en la atención de los migrantes que llegan hasta el lugar.
“Me parece que es algo que ayuda a cubrir las necesidades básicas de la población, como es la alimentación. Desde aquí se muestra el agradecimiento de que la gente pueda colaborar desde sus propias trincheras. Siempre nos alegra que la gente pueda sumarse a esta causa, ya sea donado, de manera voluntaria, para nosotros es un nuevo vínculo que nos va a permitir, en algún momento, abrir otras líneas de acción para trabajar juntos”, comenta Nicolás.
Ambos hombres charlan por unos minutos, intercambian números de contacto y se despiden, con la promesa de que no será la primera ni la última vez que se vean y puedan cooperar en este tipo de acciones. Adnan, a su vez, explica que los musulmanes tienen dos festivales importantes, uno es después del mes del Ramadán, y el que tienen ahora, donde recuerdan el sacrificio del profeta Abraham.
“Sacrificamos animales y la carne la dividimos en tres partes, una es para los pobres, otra para nuestros vecinos y otra para nosotros". El imán, de origen paquistaní, pero radicado en Querétaro, dice que usualmente se sacrifican corderos, pero como actualmente sus padres están de visita en el país, se cooperaron y tenían dinero suficiente para comprar una vaca.
Según lo establecido por Mahoma, el animal no puede ser sacrificado frente a otros animales.
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