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Hay oficios que subsisten pese al desarrollo industrial, en este caso del ramo textil. Entre ellos se encuentra la labor de los sastres.
Tal oficio puede verse como un arte que consiste en la creación de prendas de vestir principalmente masculinas (traje, pantalón, chaleco) de forma artesanal y a medida, es decir, un diseño exclusivo de acuerdo con las medidas y preferencias de cada cliente.
Sin embargo, el crecimiento industrial ha sido un factor importante para que el trabajo de personas que se dedican a la sastrería, disminuya.
Así lo percibe el señor Benjamín Aguilar, quien lleva 45 años dedicándose al arte de la sastrería, 20 de ellos en su local marcado con el número 45 de la calle Nicolás Campa, en el Centro Histórico queretano, donde con el paso del tiempo, dice, cuenta con menos clientes.
“El crecimiento de la industria textil ha generado una menor demanda de mi trabajo, esto porque ahora lo que más se solicita es la reparación y compostura de prendas de vestir, dejando de lado la elaboración de trajes a la medida”, relató.
Benjamín es fiel a su máquina de coser, la cual también es una sobreviviente. En ella trabaja día a día en un oficio heredado y que aprendió tan bien como para seguir ofreciendo sus servicios en la actualidad.