Tras el nacimiento del Niño Jesús, el pasado 24 de diciembre y ante la víspera del año nuevo, el obispo de Querétaro, Faustino Armendáriz, invita a los queretanos católicos a poner en el centro de su vida a la familia, ya que en este centro dijo, se encuentra Jesucristo y con ello la felicidad que éste provoca.
Aseveró que la Sagrada Familia recuerda el sendero que tuvo que atravesar Jesús, en familia, conformada por un matrimonio, que tenía dentro de su proyecto la felicidad, un objetivo que persiguieron hasta el final, pese a las contingencias que soportaron.
“Nadie abandona su casa para llenarse de conflictos, pero en el camino de la vida el amor es atacado por numerosos enemigos, egoísmo, falta de respeto y comunicación, afán desmedido por las cosas, silencios que lastiman, preocupación parcializada por la propia familia o por los hijos”, destacó.
En este sentido, señaló que es común que al término de cada año, los creyentes evalúen su propio hogar, dando comienzo a un trabajo de enmienda, y que dé como resultado el bienestar de la familia.
“Jesús es integrado en el pueblo y religión judía por sus padres. Estos lo llevan a circuncidar; le ponen el nombre de Jesús, y vuelven con él, cuando dieron término a todo lo que prescribía la ley del Señor, a su pueblo de Nazaret”, recordó.
Dijo que ante estas escenas, Dios da muestra de que dentro de los acontecimientos cotidianos y de las problemáticas que acompañan la vida de los mortales, allí está y se oculta el Señor.
“La historia de esta familia es verdaderamente la historia de las sorpresas de Dios, porque resalta en el texto la futura función de Jesús, ya que se revela a María que el niño será signo de contradicción: motivo para que unos caigan y otros se levanten”, refirió.
Asimismo, señaló que la historia de la familia de Jesús, también apuntó a que la misión de este niño iba a ser coronada por el éxito, que no será glorioso y triunfante al modo humano.