La modificación de los hábitos higiénicos, son un método preventivo eficaz contra la parasitosis intestinal, infección contagiosa que puede invadir cerebro, pulmones e hígado.

La parasitosis intestinal es una infección que padecen tanto niños como adultos, consecuencia de la ingesta de alimentos o agua contaminados, explicó Fernando Laredo Sánchez, especialista adscrito al servicio de Medicina Interna del Hospital de Especialidades, del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Los parásitos intestinales, dijo, son el problema de salud más persistente en el mundo, ya que causan anemia, bajo peso, malnutrición, crecimiento retrasado, afectan el desempeño escolar y las actividades de los niños.

Los más comunes, señaló, son áscaris (lombrices) y la taenia solium (solitaria), ambas se alojan en el intestino de la persona infectada. En zonas tropicales rurales se desarrolla la uncinariasis (parásito que penetra por pies y manos).

Laredo Sánchez mencionó que en su ciclo de vida, la solitaria produce huevos, llamados cisticercos, que se hospedan y afectan cerebro, ojos y músculos, lo que da lugar a la enfermedad conocida como cisticercosis. Los síntomas del paciente con solitaria son dolor de estómago, pérdida de peso, flatulencias y cefalea (dolor de cabeza).

Explicó que la parasitosis intestinal invade otros órganos a través de la circulación, tales como corazón, hígado y pulmón; sin embargo, en ocasiones es asintomática. El padecimiento, añadió, se manifiesta con palidez, diarrea y debe ser tratado a la brevedad, pues en caso de complicaciones requerirá de manejo quirúrgico.

Las medidas de prevención contra la parasitosis intestinal, abundó el especialista del IMSS, están vinculadas con la modificación de hábitos higiénicos.

Para evitar la enfermedad, recomendó lavarse las manos principalmente después de ir al baño y antes de consumir alimentos; no comer carne ni verduras crudas o frutas sin lavar; hervir el agua para beber por al menos un minuto, en especial cuando la ingieren lactantes y niños, así como no caminar descalzo o con calzado abierto en suelos de tierra o arena húmedos para evitar la uncinariasis.

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