La peña de Bernal se ve distinta desde el aíre, es más imponente y más bella.
Viñedos La Redonda de Claudio Bortoluz organizó tours en helicóptero, fue la primera vez que se organizaron estos viajes por los aires en Querétaro. “Tengo más de 20 años volando y para mi siempre es una experiencia distinta”, dijo a EL UNIVERSAL Querétaro uno de los pilotos del Bell 470 que surcaron el cielo de Bernal.
La nave partió de los viñedos, recorrió parte del pueblo de Ezequiel Montes, desde los aires se descubre la razón porqué el municipio es de los mayores productores de carne en la región, pues es impresionante la cantidad de ranchos de ganado que existen en los alrededores.
La nave avanza hacia el imponente monolito y cuando parece que se estrellará sobre la roca y el viajero está a punto de desmayarse, da un giro y rodea la peña.
La nave da vueltas y descubre la belleza escondida de la enorme roca. Para empezar el tamaño, se ve más grande desde arriba, más impresionante, mostrando su fortaleza. También se puede ver las caras de la peña que pocos ven desde el pueblo.
Los paseantes que la escalan parecen hormigas que recorren las grietas de un gigante. La vida es insignificante ante la bastedad de la naturaleza.
En la cima de la piedra se divisa un nicho dedicado a un santo local o a todos los santos del cielo. Son pocos los que llegan a esa iglesia de miniatura porque el paso está vedado por los peligros que representa.
La nave regresa al viñedo de la familia Bortoluz y los viajeros se pueden curar el susto con un buen trago del vino queretano.