La familia pregunta a los vigilantes de la puerta de la XVII Zona Militar a dónde es la carrera y la zona de convivencia. El oficial da la indicación y las personas comienzan la caminata hacia la explanada, donde cientos de personas disfrutan de un domingo conociendo el trabajo de las fuerzas armadas.
El acceso a la zona militar es a pie, si se llega después de la hora convocada, a las 8:00 horas, pues por seguridad de quienes pasean por la calles de las instalaciones militares, no se permite el paso a los vehículos.
Por la calle que lleva a la explanada del campo militar se ve a familias que pasean en bicicleta, otros llevan a sus mascotas, y unos más, en solitario, utilizan las instalaciones militares para ejercitarse, corriendo unos kilómetros.
Para ellos también se llevó a cabo una carrera de cinco kilómetros, a través de los diferentes caminos de la sede castrense.
En la explanada, los más animados son los niños, quienes se emocionan con las diferentes exposiciones que los elementos de la XVII Zona Militar preparan para recibir a los civiles que responden a la convocatoria de la milicia.
Los vehículos blindados son los que llaman más la atención. Los visitantes hacen filas, en algunos casos, para subir a las unidades y tomarse fotografías. Esperan su turno pacientemente mientras los elementos de las fuerzas armadas les explican el funcionamiento de los aparatos y en qué situaciones se pueden usar.
También brindan una explicación de las actividades que hacen durante la implementación del Plan DN-III. Ahí los visitantes pueden ver de cerca y recibir una charla de los diferentes equipos que se usan, como los trajes especiales para contener derrames de sustancias peligrosas.
Los civiles escuchan atentos las explicaciones. “Siempre hay que saber para qué son las cosas”, dice un hombre a su hijo. Tras la charla informativa, el menor le pide a su padre que lo suba a un humvee. El hombre sube a su vástago, quien por unos segundo imagina que maneja el vehículo todo terreno, color verde olivo.
En uno de los stands se forma una fila larga. Es la zona de hidratación, donde los elementos castrenses reparten agua y vasos de fruta a los corredores y paseantes en general, quienes agradecen el gesto, pues la temperatura comienza a subir conforme avanza la mañana.
A un costado, los cuerpos especiales, con sus uniformes camuflados, como si se tratara de un arbustos vivos, y que atraen a los chicos, aunque buena parte de los adultos también sienten fascinación por ese grupo especial de las fuerzas armadas.
Los autos blindados, con sus interiores blancos y austeros, son ocupados por chicos y grandes que esperan su turno. Una mujer sube de un salto a un todo terreno compacto, cuya altura al piso es de unos 40 centímetros. Ya ubicada en el interior del vehículo, la mujer sonríe para la foto, mientras toma el volante.
Los visitantes lo pasan bien conociendo las actividades y trabajo de los soldados. En un stand de telecomunicaciones, el soldado Valencia explica que los aparatos de radiocomunicación de la milicia son especiales, pues los mensajes deben ser encriptados por seguridad de las misiones que deben de cumplir.
El militar invita a los niños a utilizar el casco de comunicaciones con su equipo de pecho. “El equipo es necesario, porque cuando entras en los autos blindados no escuchas nada alrededor, y el equipo nos permite recibir las órdenes para las misiones”, explica.
Tres niños aceptan la invitación del soldado, quien les ayuda a colocarse los cascos y les dice que pueden usarse, pues los equipos se comunican y pueden escucharse mutuamente.
El centro de la atención es la exhibición de los perros del ejército. Alrededor de los dos soldados que están con sus canes, dos pastores belgas malinois, que explica uno de ellos, son criados por las mismas fuerzas armadas, y por sus características y pedigrí llevan un chip y registro de sus linaje. Además explica que a los perros los seleccionan de acuerdo a su carácter. Los perros tranquilos son reservados para búsqueda y rescate, así como para la detección de drogas y explosivos, mientras los más activos, son destinados a guardia y protección.
“Quilmes”, es el nombre del perro especialista en detección de explosivos, para lo cual pasan un año en entrenamiento, usando un juguete que el perro asocia con el olor de la pólvora negra, la que se usa para la elaboración de explosivos.
El can está emocionado por la búsqueda de su juguete. En una caja se esconde una bolsa con pólvora, y el perro comienza a buscar… pero en ese momento llaman a presenciar la premiación a los ganadores de la carrera de 5K.
Sin embargo, “Quilmes” busca su juguete, y encuentra la bolsa con pólvora, tras lo cual el perro espera ansioso a que le den su recompensa , ante la sonrisa de los presentes, quienes observaron la exhibición del binomio humano-perro.
Además, el general de Brigada D.E.M. Carlos César Gómez López, comandante de la XVII Zona Militar, entregó un trofeo y un reconocimiento a quienes obtuvieron los primeros lugares de la competencia: Magali Ávila Hernández (21 minutos 40 segundos), María del Carmen Avilés Vega (22 minutos 10 segundos) y Adriana Sánchez Martínez (25 minutos 40 segundos), el primer, segundo y tercer lugar, respectivamente, en la rama femenil.
Mientras que Julio Emilio Rodríguez García (15 minutos 10 segundos), Ricardo Flores Martínez (15 minutos 12 segundos) y Alexis Banda Rangel (16 minutos) fueron los condecorados en la categoría varonil.
Asimismo, el General Gómez López agradeció a los visitantes quienes se dieron la oportunidad de conocer el lugar donde cotidianamente los soldados de Querétaro se adiestran con esfuerzo y dedicación bajo la premisa de dar lo mejor en cada una de las actividades que desempeñan.