Las celebraciones decembrinas son las que usualmente reúnen a las familias, sin embargo, existen quienes no tienen ningún afecto por estas fechas, que representan soledad, igual que el resto de los días del año.
En el Centro de Atención para Ancianos, Divina Providencia, ubicado en la colonia Niños Héroes, en el centro de la ciudad, se albergan cerca de 90 personas de la tercera edad, de las cuales, cerca de 30 pasan las festividades de fin de año sin la presencia de algún familiar.
De acuerdo con monjas adscritas a la orden de las Hijas Mínimas de María Inmaculada, son 26 varones los que se hospedan en el lugar y 64 mujeres.
En conferencia para EL UNIVERSAL Querétaro, las entrevistadas lamentaron el trato al que son sometidos los ancianos por parte de sus familiares, y exhortaron a cambiar esta actitud para el año entrante.
“Es triste porque estas personas ya dieron todo por sus hijos o sobrinos, por las generaciones que vienen detrás de ellos, y los familiares vienen a traerlos como con ganas de deshacerse de ellos y eso es indignante, porque no son modos de retribuir el trabajo que estas personas hicieron mientras pudieron”, indicó una de las monjas, quien prefirió omitir su nombre.
Asimismo, recalcó que existen casos en los que los ancianos son visitados constantemente, lo que debería servir como ejemplo para quienes no realizan esta práctica.
“Sí hay quienes son responsables de sus ancianitos, pero sí hay que decir que no se trata de que se acuerden de ellos sólo en Navidad, año nuevo, 10 de mayo o el Día del Padre, se trata de que exista una constancia por amor a la persona, por agradecimiento, y no como un simple compromiso que hay que cumplir”, insistió Carmen Luna, voluntaria en el lugar.
En tanto, con la intención de hacer lo más agradable posible este diciembre, las trabajadoras del lugar, realizaron posadas, en las que los tradicionales villancicos no faltaron, así como aguinaldos y piñatas que los propios huéspedes del lugar rompieron.
“Aquí está nuestro verdadero hogar, aquí nos haces sentir queridos y sobre todo recordar nuestras tradiciones, a mí me gusta estar aquí. Mis hijos no pueden venir porque trabajan fuera de la ciudad, pero yo sé que quisieran estar conmigo”, indicó Herminia Jiménez, quien lleva 3 años en el asilo.
Finalmente, las entrevistadas indicaron que al ser una organización civil, no cuentan con los recursos suficientes para poder dar una vida digna a quienes se atienden en el centro de atención, a pesar de contar con donaciones de diversas dependencias, por lo que invitaron a la población a ayudar con donativos en especie o económicos, los cuales pueden ser entregados en las instalaciones del asilo.