Se estima que en México, uno de cada 200 niños padecen sordera profunda, y otros tantos, disminución de agudeza auditiva. Problemas que son detectados tardíamente, ya que un bebé puede actuar como oyente hasta los 18 meses de nacido y los padres generalmente comienzan a sospechar de un problema de sordera hasta que el niño cumple los 3 años, cuando ya presenta problemas para aprender la lengua y participar en actividades normales para su edad; incluso, para seguir una escolarización normal.

Con el objetivo de desarrollar un instrumento de alta tecnología que permitiera detectar de forma temprana los problemas de audición en los niños, el ingeniero Francisco Espinosa Pineda, estudiante del sexto cuatrimestre de la maestría de Diseño e Innovación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), construyó un audiómetro —de bajo costo— basado en potenciales evocados auditivos de estado estable (PEAee) para recién nacidos.

“Se ha visto que en los centros de salud y hospitales del estado de Querétaro no cuentan con los equipos suficientes para realizar pruebas de detección de problemas de audición para niños, ya que éstos generalmente representan un alto costo; otro de los factores que también afecta, es que en México no existen fabricantes de estos equipos lo que provoca que se tengan que conseguir en el extranjero, aumentando el costo para las instituciones”, señaló Espinosa Pineda.

El también ingeniero en Mecatrónica, apuntó que la prueba de Tamiz auditivo no es definitiva, ya que sólo permite identificar si se tiene un problema de hipoacusia (disminución de la agudeza auditiva) durante las primeras de 24 horas de nacido. El audiómetro desarrollado por él para detectar el grado de pérdida auditiva de neonatos trabaja a base de Potenciales Evocados Auditivos de estado estable (PEAee), que son señales eléctricas cerebrales con oscilaciones periódicas evocadas por estímulos acústicos sinusoidales modulados en frecuencia y amplitud.

Es decir, lo que se transmite al cerebro del bebé no es un sonido, sino una serie de eventos neuroeléctricos.

Esta técnica de registros de PEAee presenta la ventaja de no requerir cooperación del individuo, por lo que es aplicable a niños muy pequeños o incluso recién nacidos, facilitando la detección temprana y mejorando con ello el pronóstico de adaptación de las personas discapacitadas.

“Las audiometrías convencionales son conductuales, en donde se envía un estímulo y el paciente tiene que levantar la mano o apretar un botón para indicar si escucha o no; en los bebés, esto no puede suceder. Por eso se optó por desarrollar el audiómetro con la técnica PEAee, que es algo que está siendo muy usado actualmente”.

El audiómetro desarrollado por Francisco Espinosa, junto con el proyecto de una cabina sonoamortiguada diseñada para neonatos —que construye otro alumno de la maestría en Diseño e Innovación de la UAQ— participaron de manera conjunta en la convocatoria del Premio Santander, del que resultaron finalistas. Además, la iniciativa compitió en el concurso “Una idea para cambiar al mundo”, organizado por History Channel y quedó entre los primeros lugares a nivel Latinoamérica y actualmente pelea por pasar a la final.

El desarrollo del audiómetro recibe apoyo del Fondo de Proyectos Especiales de Rectoría (Foper) 2016; recursos que le han permitido construir los prototipos experimentales.

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