La rutina queretana se ve trastocada este miércoles, como cada 5 de febrero, cuando las máximas autoridades del país se dan cita en Querétaro para conmemorar la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Las calles del primer cuadro de la ciudad se ven sitiadas por elementos de cuerpos de seguridad de los tres órdenes de gobierno desde un día antes, cuando toman posesión del Teatro de la República donde el miércoles la presidenta Claudia Sheinbaum, junto con el anfitrión, el gobernador Mauricio Kuri, encabeza la ceremonia.
Este año los cortes a la vialidad comienzan desde el martes, ante la molestia de algunos y la resignación de muchos queretanos que ya se mentalizan.
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En las escuelas desde un día antes avisan a los alumnos y padres de familia que se suspenderán las clases. Es una semana corta para los educandos de las escuelas del centro de Querétaro, pues además del descanso del fin de semana largo, gozan de un día extra por cierre vial.
El miércoles acercarse al primer cuadro es una acción masoquista. Avenida Juárez, Corregidora, Allende, Pasteur, están cerradas. De igual forma Hidalgo, Morelos, Pino Suárez… ir de Zaragoza a Universidad requiere de 50 minutos y “bordear vereda”. Incluso para los peatones las cosas se complican. En las bocacalles los elementos de la Policía Estatal y en algunos puntos de la Guardia Municipal junto con efectivos militares, impiden circular a pie.
Les dicen que tienen que dirigirse dos o tres cuadras más adelante para pasar a sus destinos. El andador Madero es un ejemplo, pues el paso a peatones se restringe las horas previas y durante la ceremonia oficial.
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Muchos de los negocios del centro permanecen cerrados. Prefieren dar el día a sus empleados o, en el mejor de los casos, abren mediodía para no tener tantas pérdidas por un día que será sin ventas.
Una cafetería ubicada frente al jardín Zenea, en la “zona cero” del evento de este 5 de febrero, las trabajadoras tuvieron que pasar “las de Caín” para llegar a abrir el negocio. Explican que una de ellas tuvo que ser escoltada hasta el negocio para que los elementos de las fuerzas del orden pudieron corroborar que, efectivamente, iba a trabajar.
Otra de las trabajadoras de la cafetería explica que estando a una cuadra de llegar a su trabajo, tuvo que regresar, pues no la dejaron pasar. “Tuve que dar la vuelta hasta el jardín del Arte, luego dar vuelta para bajar por 5 de Mayo. Estaba a una cuadra, pero me regresaron”, narra.
Agrega que a una compañera no la dejaron pasar y no se presentó. Del mismo modo añade que toda la mañana no tuvieron nada de clientes, sólo estuvieron preparando todo para cuando las calles se abrieran y llegaron los posibles compradores.
Sabía que es así siempre todos los años: que durante la mañana no hay clientes, pero esta ocasión, quizá por ser la primera ocasión que viene la presidenta Sheinbaum, el operativo de seguridad fue más estricto.
Algunos cierres son incomprensibles para muchos queretanos. “Es irracional”, dice un automovilista molesto por los 45 minutos atorado. “Deberían abrir las calles que tienen circulación hacia afuera del centro. No entiendo porqué esas calles están cerradas”, dice.
Las calles comienzan a abrirse poco después de las 12:30 horas. Policías y militares permiten, poco a poco, el paso a transeúntes. Ya no tienen que dar vueltas para llegar a sus destinos. Ahora lo hacen de manera directa. Las vallas son retiradas para permitir la salida de las Suburban y las Expedition (con placas de la Ciudad de México y Morelos) de los invitados a la ceremonia. Sobre avenida Universidad también se estacionan varias camionetas con placas foráneas, cuyos choferes esperan la orden para moverse, apenas acabe la ceremonia en el Teatro de la República.
Un helicóptero Blackhawk sobrevuela el cielo queretano mientras la capital recupera su rutina, la de negocios abiertos, personas descansando en el Zenea, taxis ganándose clientes, cafeterías que poco a poco ven llenarse las mesas. Ya por la tarde, luego de que los cuerpos de seguridad se retiran del centro, las calles vuelven a su trajín. La rutina queretana vuelve a hacerse presente.