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Aunque el gobernador Francisco Domínguez Servién anunció ayer la reapertura de negocios comerciales de diversos giros a partir del 17 de junio, la realidad es que en las colonias afuera del Centro Histórico la “nueva normalidad” llegó desde hace mucho tiempo.
Desde hace varios días, en barrios y colonias populares el comercio volvió a la normalidad, no se pide cubrebocas para ingresar a los locales y los negocios no esenciales operan como de costumbre, aunque el semáforo que indica la peligrosidad de contagios de Covid-19 en el estado se encuentra todavía en rojo.
El anuncio del gobernador llegó como una bocanada de aire fresco para los comerciantes establecidos en el primer cuadro de la ciudad, porque ellos sí, bajo estricta vigilancia de la policía, tuvieron que bajar sus cortinas y frenar sus ventas desde hace más de dos meses.
En el Centro Histórico de la capital del estado se tuvo mano dura para disminuir el tránsito de personas en espacios públicos; se cerraron jardines, plazas públicas y la alameda Hidalgo, se bloquearon bancas y jardineras para que en ningún lugar pudieran instalarse los adultos y alimentaran a las palomas; mientras que en colonias aledañas se juegan torneos de futbol en canchas y unidades deportivas.
Desde que inició la contingencia sanitaria por Covid-19 en Querétaro, el gobierno del estado —en su papel de autoridad sanitaria, secundado por el gobierno capitalino—, cerró inmediatamente todo el comercio que no fuera considerado esencial, de esta forma se detuvo la actividad económica de hoteles, restaurantes, cafeterías, peluquerías, estéticas y barberías; mercados, supermercados, gimnasios y centros comerciales.
El cierre de comercios en Querétaro se dio 15 días antes de que el gobierno federal diera la instrucción a nivel nacional, lo que agudizó la crisis económica de los comerciantes y prestadores de servicios en el estado.
Desde entonces las calles del primer cuadro de la ciudad lucen desiertas casi a todas horas. Las vías principales muestran únicamente cortinas de metal, debido a que los negocios todavía permanecen cerrados. La afluencia de personas en mercados como Hidalgo y Escobedo bajó considerablemente, debido a que las pequeñas fondas sólo tienen permitido vender comida para llevar.
Molestia de comerciantes
Durante las primeras semanas, los comerciantes cerraron sus negocios y acataron al pié de la letra las indicaciones, pero a medida que pasa el tiempo y las deudas no se hacen esperar, algunos locatarios comienzan a vender sus productos a puerta cerrada, porque dicen, tienen “las deudas hasta el cuello”.
Algunos de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad cerraron sus puertas imaginando que la contingencia duraría poco más de 15 días, aunque al día de hoy, la situación se ha extendido durante más de 2 meses.
La molestia de los comerciantes no se ha hecho esperar, porque notan que las restricciones no han sido parejas.
“Yo tengo una barbería, y le he preguntado a los inspectores que cuándo podemos abrir, nos dicen que todavía no, pero yo veo que en otras colonias hay muchos negocios como el mío que sí están funcionando, eso no es justo, a unos nos dan con todo y a otros los dejan seguir como si nada, todos somos iguales, todos tenemos que trabajar”, comenta un locatario.
Alfonso González Hurtado, presidente de la Asociación de Locatarios Establecidos del Centro Histórico, señala que en el mejor de los casos, si los comerciantes del Centro Histórico abren sus puertas este mes de junio, tardarán al menos seis meses en recuperar las pérdidas económicas; por eso dijo que es primordial reactivar las actividades.
Recientemente la asociación presentó a las autoridades de gobierno un protocolo con medidas para abrir los comercios de manera segura, entre las que se incluyen recortar los horarios, cerrar los domingos, trabajar con menos empleados, controlar el acceso de los clientes, así como reforzar las medidas de salubridad ya conocidas. Muchas de las medidas propuestas, coinciden con lo anunciado por el mandatario estatal.
“Yo noto a las autoridades con la intención de que abramos lo antes posible, yo calculo que podríamos abrir a finales de junio, pero todavía hay mucha gente irresponsable, hay gente en la calle sin cubrebocas, adultos mayores que salen a hacer compras, si no respetamos las medidas tardaremos más en recuperarnos”, señaló a EL UNIVERSAL Querétaro.
“Nueva normalidad” se adelanta
Es en el primer cuadro de la ciudad donde se concentra el mayor número de policías tanto municipales como estatales; en esta zona es común que se realicen operativos para revisar que los negocios vendan sólo comida para llevar, y también verifican que los conductores usen cubrebocas.
No obstante, en el resto de las colonias, ajenas al Centro Histórico, cada vez es más común que los negocios que hace unas semanas estaban cerrados, en estos días se encuentren nuevamente activos. En parte se debe a la poca presencia de operativos policiacos para verificar que se cumplan las medidas de salubridad en los distintos negocios.
La llamada “nueva normalidad” no esperó indicaciones del gobierno, y ya inició en las colonias que no pertenecen al Centro Histórico, en los barrios y colonias son pocos los negocios como tiendas y fruterías en donde se pide el uso de cubrebocas, en los propios mercados municipales estas medidas se han relajado, algunos incluso aún realizan tianguis, en donde ni clientes ni vendedores ambulantes cumplen con las medidas de salubridad.
En estas colonias, los parques y unidades deportivas fueron cerrados por las autoridades de gobierno para evitar las aglomeraciones de personas; no obstante, en los últimos días se aprecia a varias familias reunidas en estos espacios públicos, pues rompieron las cintas amarillas con las que se prohibía el paso, e incluso rompieron cercas para ingresar a las canchas de futbol.
Los colonos han realizado varios reportes sobre esta situación, pero no es posible ver un restablecimiento del orden, así lo dicen los propios vecinos.
En las colonias aledañas han reabierto los negocios considerados como no esenciales, por ejemplo, lavanderías, ferreterías, centros botaneros, entre otros.
Al decir de los propios comerciantes, ya no pueden aguantar un días más sin ventas, por lo que bajo el riesgo de ser sancionados por las autoridades, ya han abierto sus negocios.
“Mire yo no sé si lo que estamos haciendo está bien o está mal, pero hemos decidido reactivar las ventas, aunque se tengan muy poquitos clientes todavía”, comenta Refugio, quien es dueña de una pequeña fonda en las afueras de la ciudad.
Aunque su negocio sí está considerado como “de primera necesidad”, ella decidió cerrar sus puertas al inicio de la contingencia pues sus clientes habían dejado de acudir.
“Al inicio de la contingencia nos dijeron que sólo podíamos vender comida para llevar, y eso nos bajó mucho las ventas, porque la gente viene aquí justamente porque quiere comer algo rápido o porque está lejos de su casa y necesita comer en algún lugar, entonces si no pueden comer aquí pues prefieren no venir.
“Estuve varios días vendiendo comida para llevar, pero no me salían las cuentas, yo gastaba más en gas, luz y agua, en preparar comida, y no vendía tanto, así que mejor decidí dejar de vender y cerré el negocio. Pero ahora ya veo más movimiento en las calles, la gente está desesperada y ya salen más a las calles, entonces decidí volver a abrir el local y me va un poquito mejor, no vendo como antes, pero al menos me da dinero para comer”.
Otra locataria que ha reabierto las puertas de su negocio es Estela, quien es dueña de una lavandería, mantuvo su negocio cerrado por casi dos meses, pero en los últimos días ha reabierto las puertas de su local.
Cuando inició la contingencia sanitaria, las autoridades de gobierno le indicaron que su negocio no era esencial y que debía cerrar sus puertas durante dos semanas, Estela así lo hizo, pero los 15 días pasaron y ya no recibió ninguna indicación del gobierno.
Se debatía entre activar o no su negocio y decidió comenzar de nuevo, hasta ahora no la ha visitado ningún inspector municipal, pero sabe que esa visita puede ocurrir en cualquiera de esos días.
“Es que ya no podía más, y aquí en la colonia ya todo volvió a la normalidad, yo veo que todos los negocios han abierto de nuevo y yo también necesito trabajar, no sé cuál es la indicación del gobierno, aquí las patrullas pasan de vez en cuando, pero no se detienen a decirnos nada, entonces mientras pueda voy a seguir trabajando”, comenta.
Los vecinos de las colonias aledañas al Centro Histórico también notan un regreso a la normalidad en las actividades de sus barrios.
“Yo desde hace días veo todo mucho más fluido, aunque se supone que aún no tenemos indicaciones de salir. Sí creo que la reapertura de los negocios tiene un riesgo, porque pues debemos estar en casa, pero nosotros mismo también necesitamos de este comercio. Yo, por ejemplo, no tengo lavadora en casa, y era cliente de la lavandería, y mientras estuvo cerrada fue un problema para mí, ahora veo que ya abrieron de nuevo, todo tiene un pro y un contra”, comenta una de las vecinas.