Vecinos del barrio Hércules tienen que soportar, desde al menos tres semanas, los olores fétidos del río Querétaro, debido a que la Comisión Estatal de Aguas (CEA) no ha dado mantenimiento a las coladeras ni ollas del drenaje que se tapan y donde brotan las aguas negras.
El sonido del agua cayendo, como si fuera una cascada, se escucha desde la Avenida del Río poniente. También se percibe el olor a drenaje. De acuerdo a los vecinos de la zona, los malos olores son todo el día, pero es en las mañanas y tardes cuando se acentúan más. Además de los malos olores por las aguas negras que brotan de las coladeras de los costados del río, la maleza ha crecido en la zona, debido a la falta de poda. Junto con la basura a los costados, la zona del río muestra abandono.
Una vecina de la zona, quien prefiere el anonimato pues -dice- “luego cuando denuncias las autoridades van a buscarte como si tu fueras responsable de los problemas”; señala que las coladeras del río se tapan debido a los desechos que se arrojan al drenaje. “Empiezan a botar toda el agua sucia. El personal de la CEA tarda en venir, pero la verdad cuando van, sacan pura cochinada. La otra vez sacaron una tarja de cocina”.
Recuerda que en una ocasión, en una zona a la altura del seminario y que tiene una reja que impide el paso de los trabajadores de la CEA, los operarios de la dependencia sacaron una cobija que tapaba una coladera.
Deben usar equipos muy grandes para destapar las coladeras y poder hacer su trabajo.
El personal de la CEA las va abriendo una por una, porque una tapada colapsa al resto. Ya cuando encuentran lo que está tapando se arregla el problema, aunque si se tapan las coladeras “es por la cochinada de la gente y la falta de cultura cívica que avientan todo al río”, lamenta.
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Agrega que la situación tiene al menos tres semanas y desde la semana pasada colapsaron al menos tres coladeras.
En la zona las coladeras presentan diferente grado de fuga. La más severa se encuentra cerca del número 64 de Avenida del Río, que es un condominio, y en donde incluso la tapa se encuentra fuera de su lugar.
La cantidad de aguas negras que brota de ésta es mayor que en las otras. El olor es nauseabundo y la gente que camina por la zona lo tiene que hacer cubriendo su nariz y boca con lo que tienen a la mano.
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Comenta que la situación ya se reportó a la CEA. La semana pasada se notificó a las autoridades de una fuga de aguas negras en la calle Del deporte y Avenida del Río (caso con número CS0508051).
Asevera que el problema es incluso para ellos está bloqueado el paso. En una ocasión acudió personal de la CEA y tuvieron que llevar un croquis del drenaje, donde vieron que les faltaba un registro que estaba detrás de una reja. Tuvieron que pedir permiso a los sacerdotes del seminario para que pudieran ingresar y destapar.
“En las mañanas te levantas con el olor del drenaje en tu casa. En la casa huele a caca. En las noches es una pestilencia en toda la calle. Hay que ver si no se juntan con los desechos de otras viviendas”, asevera.
Otro vecino apunta que esta situación es un foco de infección, no sólo es el olor pestilente de las aguas negras sino por las posibles enfermedades que se puedan generar entre los vecinos de Hércules.
“Las unidades de desazolve no sé si tengan acceso a la zona del seminario (presuntamente de acceso público), pues hay una reja que no permite el paso de nadie. Se supone que es un camino federal o un derecho de vía, que no debe tapar nadie”, abunda el vecino.
El otro vecino añade que el río está en abandono, pues tampoco han acudido las autoridades a desmalezar, lo que provoca que haya muchos mosquitos. De hecho, afirma, en la zona hace unos meses se presentaron algunos casos sospechosos de dengue. Asimismo, en las inmediaciones hay basura acumulada que termina en el cauce.
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Otra vecina de la zona comenta que la situación se presenta con frecuencia. Hace unos meses también se taparon estas ollas, provocando que salieran nuevamente las aguas con las molestias para los vecinos.
La mañana del domingo, dice, una camioneta con dos operarios de la CEA llegaron a la zona, pero no pudieron hacer nada, pues la afectación en las ollas es mayor, por lo que se necesita de equipo más grande.
“Últimamente nos pasa esto más seguido. Ahora el problema es que son seis ollas que están tapadas, más la que está en la calle son siete. Un vecino me decía que ya otro vecino había reportado las coladeras tapadas desde hace un mes, pero sin tener respuesta de parte de la autoridad”, lamenta al respecto.
Incluso los vecinos que han hecho reportes reciben respuesta de la autoridad, donde señalan que la queja ha sido atendida, pero sin que realmente haya sido solucionada.