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Fidencio López Plaza tomó posesión como obispo de la Diócesis de Querétaro, esto en una ceremonia en la que también se informó que, en lo que se nombra al nuevo responsable de San Andrés Tuxtla, Veracruz, también tendrá la obligación de velar de ese obispado, como administrador diocesano.
En la ceremonia, realizada en el Seminario Conciliar de Querétaro y encabezada por el nuncio apostólico Franco Coppola, se destacaron diferentes puntos, entre ellos la soledad que se refuerza con la pandemia, pero también se hicieron llamados específicos a religiosas, a los 350 sacerdotes y a los 25 obispos que acudieron al acto.
También se subrayó fortalecer la labor misionera de la Iglesia, apoyar a las familias, llegar a los católicos alejados y atender a los jóvenes, que particularmente se ven afectados por el suicidio.
Tras felicitar al obispo por su nueva responsabilidad, el nuncio apostólico lo urgió a estar cercano de las familias, como un hermano mayor que quiere ayudarlas a crecer y afrontar sus retos.
Amplió la invitación a los obispos y sacerdotes, pues, también como hermanos mayores, deben atender a quienes se encuentran afligidos. Quienes están afligidos no necesariamente llegan al templo, de ahí la importancia de fortalecer la labor misionera.
Entre quienes destacan por la necesidad de atención se encuentran los jóvenes, pues conforman el sector que parece estar más afectado por los suicidios.
“Necesitan nuestra ayuda… suben cada año los suicidios de jóvenes, significa que están solos, que no han encontrado nadie que camine con ellos y que les dé la fuerza de seguir adelante, de encontrar dentro de ellos mismos la fuerza… es nuestra responsabilidad”.
Reconoció que la soledad creció ante la pandemia por el Covid-19, en el que las personas están conectadas, pero solas.
“Estamos en un mundo lleno de luces, de sonrisas, de alegría. Los que tenemos Face, Instagram, tenemos decenas, centenas, millares de amigos y nunca, puede ser, hemos estado en un mundo donde estamos tan solos”, aseveró.
Particularmente en la pandemia, dijo, debería crecer la labor misionera, con total cuidado en los protocolos de prevención.
Ya como el nuevo obispo de Querétaro, Fidencio López Plaza remarcó que únicamente será con la labor misionera que se logrará eliminar las estructuras caducas al interior de la Iglesia.
Alertó que existe una crisis antropológica cultural, misma que fue acelerada por la pandemia, de ahí que urgió que los sacerdotes salgan de sus templos y acudan en todas direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, pues el amor es más fuerte.
Será gracias a la labor conjunta que se logrará recuperar el tejido social, admitió.
Toda labor, dijo, deberá tener como centro el corazón, la ternura y la credibilidad.
En su discurso existieron pausas, al parecer generadas por la emoción del momento; esos momentos fueron llenados con aplausos de los asistentes.
Entre los asistentes a la ceremonia se encontraron autoridades estatales, municipales, legisladores, representantes de los gobiernos de Querétaro y Guanajuato, también de las 117 parroquias y de la Diócesis de San Andrés Tuxtla.