Alicia Guzmán, sicóloga de Corazones Mágicos, organización que apoya a menores que sufrieron abuso sexual infantil, respira profundamente mientras se acomoda el cabello. Piensa cuando se le pregunta cómo duerme por las noches luego de escuchar historias de abuso infantil, y dice tras un breve suspiro: “No me llevo los casos a casa".
Agrega que “hay casos que me llevo y hasta los sueño, pero creo que lo que me deja dormir es la tranquilidad de ver a mis niños rehabilitados, ver cómo te agradecen, cómo te tienen confianza, que eres su persona especial”.
Alicia recuerda lo que en días atrás le dijo su hijo: que lo único seguro que tenía es que ella se iría el cielo, por la cantidad de vidas que ha impactado de manera positiva con su trabajo.
“Creo que toda esta oscuridad que hay en este tema me da mucha luz, cuando veo a mis chiquitos, cuando me dicen que ya tienen amigos, que ya no tienen estas conductas hipersexualizadas, que ellos saben en qué momento lo pueden hacer. Eso es lo que me deja dormir”, abunda.
Desde hace cuatro años Alicia trabaja en Corazones Mágicos. En un inicio se resistía a hacer ese trabajo por el tema tan delicado y a veces tan moralmente desgastante. Sin embargo, cuando comenzó a hacer el trabajo se dio cuenta que era muy diferente, distinto y no cómo se lo imaginaba en un principio.
“Cuando tengo el primer contacto y para empezar los niños no llegan llorando, desgarrados. Llegan como niños, normales.
Al ver una y otra vez esta inocencia, me enganche con ellos. Soy una enamorada de los niños, me parecen la cosa más hermosa que hay en la vida. Son la cosa más inocente, más vulnerable. Creo que ahí es en donde me engancho, y ver los resultados es lo que me mantiene”, subraya la terapeuta.
En días pasados Alicia acudió con personal de Corazones Mágicos al Congreso del estado para ofrecer una charla sobre el abuso sexual infantil. Uno de los salones de la sede del Congreso del estado luce lleno de personal de la Legislatura, quienes en un inicio escuchan con cierto desinterés la charla, pero conforme transcurre la misma la atención se centra cada vez en la ponente.
En el taller, Alicia, acompañada de personal de Corazones Mágicos expone lo que se conoce como abuso sexual infantil, que en muchas ocasiones no tienen que ver sólo con el contacto físico o la intervención de los genitales. Dice que, por ejemplo, hay ocasiones en que los menores son expuestos a contenidos sexuales o exhibicionismos, que afectan su sano desarrollo, y que son considerados como un abuso.
Alicia narra algunos de los casos que ha visto a lo largo de sus años apoyando a los menores y los problemas que enfrenta. Uno de los que narra llama la atención. Seis menores de una misma familia son llevados por su abuela a Corazones Mágicos. Los seis fueron abusados por su padre. Su abuela es la única que los apoya y quien los lleva a recibir apoyo y acompañamiento. El caso es desgarrador. La niña más chica que ha sufrido abuso de esa familia tenía apenas 11 meses de nacida.
Cuando termina de narrar el caso, el silencio entre los presentes es total. El aire es tenso. Algunos de los presentes miran al suelo. Otros colocan sus manos sobre sus rostros, sobre la boca, como tratando de no soltar el llanto, como tratando de contener las emociones ante el relato desgarrador que acaban de escuchar.
En el taller, Alicia también destaca que el estado de Querétaro se ubica en los primeros lugares a nivel nacional en casos denunciados de abuso sexual infantil, junto con los estados de Tlaxcala y Chihuahua. Sin embargo, en la mayoría de los casos denunciados no se logran condenas contra los responsables, pues se tiene un defectuosos marco jurídico.
El personal de Corazones Mágicos es reducido. Apenas cinco sicólogos, dos abogados, dos personas de fortalecimiento institucional, la directora, así como personal de limpieza en las instalaciones.
Dice que para sostenerse tienen actividades de acompañamiento entre compañeros, tienen juntas de supervisión todos los lunes. Los abogados les dan mucha tranquilidad, pues les hablan de asuntos legales que para ellos, como sicólogos, desconocen muchas de las leyes o los asuntos legales que tienen que ver con los niños. La presidenta de Corazones Mágicos, María Fernando Lazo, apoya a su personal, dice Alicia.
Actualmente, explica la sicóloga, en Corazones Mágicos reciben atención especializada 172 niños que han sido víctimas de abuso. De esos casos, hay 30 denuncias y muy pocos responsables que ya estén en la prisión.
Alicia señala que en muchas ocasiones las mismas leyes o la falta de pruebas causan que los responsables de los abusos queden en libertad.
Además, cuando los menores llegan a las instituciones impartidoras de justicia no se sienten en confianza para hablar, por lo que en muchas ocasiones las denuncias se sustentan sólo en los diagnósticos sicológico que realizan los profesionales.
Precisa que pensar en el futuro de Corazones Mágicos le hace tener sentimientos ambivalentes, pues sabe que tendrá, por desgracia, crecimiento por la magnitud del problema porque siguen llegando cada vez más casos.
Puntualiza con que no sabe qué hacer para evitar estos casos que no sólo lastiman a los niños, sino a toda la sociedad. Por eso, señala, erradicar el problema es una labor de todos.