Los queretanos despiertan este 4 de octubre con una sorpresa: la avenida Corregidora es intervenida por empleados del municipio, que rehabilitan el adoquín de esa vía, con la consecuente carga vial. Sin embargo, también hay quienes lo agradecen, pues desde hace mucho tiempo el estado de las calles del primer cuadro de la capital queretana presenta daños importantes.
Desde el cruce con Zaragoza, en Corregidora hay barreras color naranja para avisar a los automovilistas de las obras. Los trabajadores laboran en la colocación de los adoquines en la histórica avenida.
La circulación se hace inevitablemente lenta. Los conductores tienen que avanzar en zig-zag, pues hay zonas en donde los trabajos se hacen de un lado de la avenida y metros más adelante son en la otra.
“Parece una prueba de habilidad para los conductores”, dice un automovilista que avanza lentamente rumbo a la avenida Universidad.
Los peatones que caminan en las aceras de Corregidora observan los trabajos de los operarios municipales, con sus uniformes azules con naranja, que trabajan primero quitando los adoquines, para luego nivelar el suelo, tras lo cual proceden a colocar de nuevo e adoquín y pegarlo con cemento.
Frente al Museo Regional de Querétaro hay trafitambos y conos que delimitan una zona donde los trabajadores han concluido con las obras. Ahí, los dos carriles de Corregidora se reducen a uno. Se forma un cuello de botella para pasar aunque más adelante nuevamente los carriles se cierran por las obras frente a una tienda departamental, a la altura del jardín Zenea.
El movimiento llama la atención de todos quienes por ahí transitan, ya sea a pie o en automóvil. Los trabajadores movilizados son muchos, algo extraño pues por lo regular se veía a pequeñas cuadrillas de operarios en las zonas de obras.
Quizá para algunos ciudadanos la molestia por estas obras radique en que no hay ninguna clase de señalética que avise con anticipación que hay obras en la avenida, para así tomar previsiones y no ser sorprendido por los trabajos y, principalmente, por la reducción de carriles.
Frente al jardín Zenea se concentra una decena de trabajadores que rehabilitan la calle. Trabajan hasta pasadas las 11:00 horas, cuando hacen un receso para almorzar y descansar por unos minutos, antes de continuar con sus trabajos.
En esa misma zona, Madero permanece cerrada entre Corregidora y Juárez, esto debido a los puestos de comida que se instalan con motivo de la fiesta de San Francisco de Asís, lo que también contribuye a crear mayor carga vial en la zona.
Las calles y los adoquines no son las únicas zonas intervenidas. Las esquinas del jardín Zenea también son remozadas. Ahí colocan los bolardos y algunas piezas de loseta suelta.
Las calles de Querétaro presentan desde hace tiempo hundimientos en ciertas zonas, situación que fue denunciada en su momento por el Observatorio de Movilidad de Querétaro, quien de manera precisa hicieron un recuento de las calles en donde la cinta de rodamiento se encontraba en mal estado.
La avenida Corregidora no es la única que se encuentra en mal estado. Avenida Juárez presenta hundimientos a la altura de Madero, así como entre Arteaga y Zaragoza, complicando la circulación en la zona.
Más al sur de Corregidora, los empleados municipales llevan a cabo la poda de los árboles del camellón de la avenida. De momento, los carriles se reducen por las ramas que son cortadas y que permanecen tiradas en el asfalto, ocupando un carril.
Nuevamente, la falta de avisos sobre los trabajos sorprende a los automovilistas que usan la avenida para llegar a sus destinos y que, de haber señalización, podrían evitar la zona.
Pese a las molestias que pudieran causar los trabajos, son bien recibidos por la ciudadanía que ve, por fin, cómo las calles del primer cuadro de Querétaro “reciben algo de cariño” por parte de las autoridades.
Hacia la tarde, los trabajos han concluido. Los operarios del municipio se retiran, pero toda la señalética permanece en la avenida, marcando la zona intervenida. Mientras, otras vialidades como Juárez y Ezequiel Montes, Morelos y Guerrero esperan ser intervenidos por las autoridades, después de muchos años de abandono.