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Taxistas que brindan sus servicios a trabajadoras y trabajadores domésticos que laboran en Zibatá denunciaron que personal de la Agencia de Movilidad del Estado de Querétaro (AMEQ) impide que brinden el servicio para beneficiar a la empresa que da el servicio hacia ese sitio con vagonetas desde el pasado 17 de diciembre.
Señalan que en donde hacen base, para esperar a las personas que trabajan en los domicilios de ese fraccionamiento, llegan los inspectores para “invitarlas” a que usen el transporte que se les ha puesto ex profeso para llevarlas a ese fraccionamiento.
Taxistas consultados dicen temer las represalias de las autoridades del transporte, pues incluso, una grúa acompaña a los inspectores en los operativos.
Apuntan que los inspectores se acercan a las trabajadoras y trabajadores domésticos que esperan el servicio, les explican la nueva modalidad implementada por la AMEQ y les regalan las tarjetas para abordar el transporte público.
Uno de los taxistas inconformes recuerda que desde mediados de diciembre arrancó el servicio de unidades ligeras, o vans, por parte de Qrobús del fraccionamiento La Pradera hacia los fraccionamientos Zakia y Zibatá, pero la demanda de los habitantes de La Pradera era de dicho lugar a la Alameda Hidalgo, aunque sí beneficia a quienes trabajan en esos lugares.
“Lo que nosotros vemos mal es que hayan puesto todo el aparato de la agencia (AMEQ) al servicio de una empresa particular, como es la concesionaria de ese servicio de transporte. Nos han quitado la base, regalaron tarjetas. Podría estar bien si son del empresario, pero son del instituto. Metieron a más de 30 personas, agentes, para no permitirnos cargar a nosotros. Si cargamos nos persiguen, nos amenazan con que nos van a quitar la concesión”, narra.
Dice que su base está en la tercera entrada a La Pradera, donde se ubica una tienda de conveniencia y muy cerca un templo católico. Hasta esa zona llega el personal de la AMEQ para “exhortar” a los usuarios a utilizar el nuevo servicio de transporte.
“A las señoras (trabajadoras domésticas) cuando llega la unidad de la ruta 133 al minisúper, frente a la iglesia, pues las señoras saben que ahí las esperamos. Ahora las aborda la gente de la AMEQ. Nos dicen que no podemos cargar ahí, a las señoras les dicen que deben abordar las combis, que ya no pueden subirse a los taxis”, denuncia.
Señala que para brindar el servicio a las y los trabajadores domésticos tiene un grupo de WhatsApp, donde quienes lo requieren pueden pedir el taxi colectivo. Sin embargo, a raíz del que llaman hostigamiento por parte del personal de la AMEQ, deben de estar “a salto de mata” para recoger a sus pasajeras.
Otro taxista dice que el acoso es a tal grado que cuando les piden el servicio les solicitan a los clientes que caminen unas cuadras al interior de La Pradera. Pero la semana pasada personal de la AMEQ las fueron siguiendo, para ver a dónde las iba a recoger el taxi. “Es un hostigamiento tremendo. Les han sacado fotografías. Hemos tenido que irnos a otras entradas de La Pradera, pero hasta ahí llega la gente de la AMEQ y les toma fotografías a las usuarias y a nosotros”, agrega.
Otro de los conductores explica que tienen alrededor de tres años brindando este servicio a las trabajadoras domésticas, y que en ese tiempo han forjado relaciones de confianza con los taxistas.
Incluso, comenta, algunas trabajadoras domésticas les han dicho que les conviene más tomar este tipo de taxi, pues sólo es cuestión de mandarles un mensaje para que pasen por ellas y puedan llevarlas a otro domicilio y aprovechar un día para “hacer dos casas. Llevan otro ingreso más a su domicilio, sacrificando el pago de un taxi. Ahora han visto mermado su ingreso familiar, porque ya no pueden escoger, ya no les quieren dar oportunidad de elegir un transporte. Nosotros las movíamos rápido adentro de Zibatá”.
Indica que muchas de las trabajadoras y trabajadores domésticos no viven únicamente en La Pradera. Muchos son originarios de Lomas de Casa Blanca, Menchaca, San José el Alto, entre otras colonias.
Actualmente son entre 15 y 20 taxistas los que ofrecen el servicio a aproximadamente a mil 200 personas diarias, en promedio.
Afirma que los taxis que dan este servicio no entraron al programa de taxis colectivos que inició la misma AMEQ a mediados de diciembre del año pasado, a pesar de que ellos buscaron a los funcionarios del instituto para regularse en el servicio de taxi colectivo, pero sin éxito.
Algunos de los taxistas denuncian que cuando llegan a la Alameda los detiene el personal de la AMEQ y les pide 100 pesos diarios por brindar el servicio, amenazando con que ya tienen sus números de placas y que no pueden dar el servicio de taxi colectivo, a pesar de buscar a las autoridades para regularizarse y entrar al programa.
“No somos violentos. Queremos trabajar. No se nos hace justo que la agencia ponga al servicio de una empresa particular todos sus recursos para proteger sus intereses”, dice otro taxista.