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Los queretanos se fueron a dormir con una llovizna el pasado miércoles y despertaron ayer con la lluvia “como Dios manda”, cortesía de la tormenta y después depresión tropical Alberto, precipitaciones que agradecen los ciudadanos luego de mucho tiempo de sequía.
Paraguas e impermeables aparecen, son “desempolvados” por la ciudadanía. No hay molestia por las lluvias y las inundaciones.
No hay preocupación por llegar al trabajo o a la escuela un poco mojados.
La lluvia, tan anhelada, extrañada y solicitada se agradece, y no molesta sentirla en el rostro mientras se camina por la calle. Es una bendición.
Hay que salir más temprano, para no llegar tarde, pues se debe manejar con más precaución. Hay que ir más lento. Los automóviles requieren mayor distancia para frenar por el asfalto mojado.
Las calles vuelven a verse mojadas, con charcos, como hace mucho no se veían. También tiene sus desventajas.
Algunos automovilistas pasan demasiado rápido cerca de las banquetas y mojan a los peatones que caminan en ese momento.
En algunas vialidades, como Universidad, los semáforos no funcionan.
Los conductores deben avanzar en las intersecciones con precaución para evitar un accidente vial.
Algunos automovilistas, con más prisa que los demás, avanzan de manera temeraria hacia los cruces. Se salvan gracias a la mesura de los otros conductores que los dejan pasar.
Pese a ello, no se escucha un solo claxon, un solo reclamo. Parece que en esta ocasión la lluvia no estresa a los conductores. La mayoría se toman con paciencia la situación.
En algunas calles, como el cruce de las avenidas Corregidora y Universidad, se forma un gran encharcamiento, que sumado a la falta de semáforos en el sitio, provoca que la circulación sea más complicada.
Agentes de movilidad se apersonan en el lugar para dirigir la circulación, además de advertir a los peatones sobre el charco, para que cuando crucen la calle no se encuentren con el agua. Otro encharcamiento que se forma, “de manera tradicional” es el de 16 de Septiembre y Guerrero.
Los automovilistas pasan despacio para no afectar a los peatones y para no mojar sus motores y que se “calen”.
Las temperaturas frescas también caen bien a los vendedores de bebidas calientes, como los comerciantes de tamales y atole, quienes en sus triciclos ofrecen su mercancía.
Con la lluvia y la temperatura fresca a más de uno se le antoja un tamal verde o rojo acompañado de un atole de nuez o de masa.
También las cafeterías se ven favorecidas con las lluvias. La gente busca una bebida caliente para llevar a la oficina o al aula.
Por otro lado, en varias avenidas se ven las “huellas” de las lluvias. En el acceso a carriles centrales de Boulevard Bernardo Quintana, antes de llegar a calzada de Los Arcos, se ven en el asfalto restos de cristales y piezas plásticas.
Un accidente ocurrió en las primeras horas de la mañana.
En el Anillo Vial Fray Junípero Serra, a la altura del HITO, el conductor de un auto compacto pierde el control de su unidad y termina en la banqueta, en la parte interior de una curva.
Por fortuna para el conductor, todo quedó en daños materiales.
No es el único percance. En los carriles de baja del Fray Junípero para incorporarse a Bernardo Quintana, otro conductor pierde el control de su automóvil y termina estrellado en el muro de contención. También fue sólo el susto.
Durante el transcurso del día las condiciones climáticas permanecen como en la mañana. Lluvias intermitentes se sienten durante todo el jueves.
Por momentos deja de llover, pero en un momento vuelve a presentarse el agua.
Se estima que las lluvias prevalecerán todavía para el día de hoy, refrescando así a la entidad, luego de meses de sequía, con presas prácticamente vacías y un sector agropecuario en crisis por la falta de precipitaciones.
Las lluvias ayudan a refrescar el ambiente, a bajar las temperaturas que alcanzaron los 38 grados Celsius en algunas zonas de la entidad. Fue un jueves diferente para los queretanos, que descansaron del sol y del calor.
Reciben un respiro de las altas temperaturas. Por lo pronto, la tierra vuelve a ser regada. Ya está lloviendo.
