Miami.— Un hecho poco conocido por la mayoría de los estadounidenses, e incluso por algunos de origen mexicano, es que más de la mitad del actual territorio de Estados Unidos no se independizó el 4 de julio de 1776, Día de la Independencia de Estados Unidos, sino el 28 de septiembre de 1821, teniendo como referencia el festejo del 16 de septiembre de 1810, cuando comenzó la lucha de México por la independencia de España. Este día, lleno de simbolismo y significado histórico, sigue siendo celebrado en toda la Unión Americana donde haya un mexicano y particularmente en el suroeste estadounidense, en regiones que alguna vez fueron parte de la Nueva España y del México independiente.

Cada año, el 16 de septiembre, millones de mexicanos y mexicano-estadounidenses, hombres y mujeres, en Estados Unidos, celebran la Independencia de México con gran fervor patriótico. “El 16 de septiembre no es sólo un día festivo para los mexicanos en Estados Unidos; es una forma de recordar que nuestras raíces están en México y, aunque estemos aquí, seguimos siendo parte de esa historia”, asegura José Antonio Burciaga, autor de la publicación Drink Cultura: Chicanismo.

Desde finales del siglo 20 y en pleno siglo 21, de la mano del desarrollo del marketing, ciudades muy latinas como Los Ángeles, Chicago, Houston y San Antonio, entre decenas de muchas más, organizan grandes festivales y desfiles que atraen a miles de personas. En Chicago; por ejemplo, el Desfile de la Independencia de México es uno de los eventos más grandes, atrayendo a más de 100 mil personas cada año. Estos eventos incluyen presentaciones de mariachi, danzas folclóricas, gastronomía mexicana y, por supuesto, el Grito de Dolores.

Festivales como El Grito en Las Vegas han cobrado gran relevancia, donde artistas populares mexicanos se presentan ante miles de fanáticos. Estos conciertos masivos, que combinan la música tradicional con el pop y el regional mexicano, reflejan la identidad bicultural de los mexicano-estadounidenses, quienes celebran tanto sus raíces mexicanas como su vida en Estados Unidos. Las celebraciones también se han extendido a través de plataformas digitales, con transmisiones en vivo y contenido en redes sociales. También están las transmisiones especiales de las cadenas nacionales de televisión en español estadounidenses, Telemundo y Univision, que tienen su base en Miami.

Tradición y marketing

Algunos eventos, como los desfiles y festivales organizados por consulados o gobiernos locales son gratuitos, pero otros más grandes, como los conciertos de artistas internacionales, pueden tener costos elevados. Por ejemplo, los boletos para conciertos de figuras como Alejandro Fernández o la Banda MS en Las Vegas durante la semana del Grito pueden costar entre 300 y mil 300 dólares (6 mil a 26 mil pesos), dependiendo de la ubicación y la demanda en el evento. Además, participar en un festival típico de la Independencia puede incluir el costo de comida y bebidas, donde un platillo típico mexicano puede costar entre 19 y 45 dólares (380 a 900 pesos) y las bebidas alcohólicas como el tequila pueden alcanzar los 8 a 50 dólares (160 a mil pesos) dependiendo la marca y calidad, los cocteles de mezcal artesanal en un bar o restaurante pueden costar entre 18 y 25 dólares (360 a 500 pesos); las margaritas se pueden encontrar entre 10 y 20 dólares (200 y 400 pesos).

Por otro lado, las celebraciones en el hogar son una opción más económica. Las familias mexicanas preparan comidas tradicionales como pozole, tamales, mole con pollo, tacos cuyos ingredientes pueden costar entre 60 y 150 dólares (mil 200 a 3 mil pesos), sólo que en este caso es para un promedio, por este costo, de una reunión mediana. Además, muchos optan por decorar sus hogares con banderas, papel picado y otros elementos tradicionales, lo que puede traducirse en algunos dólares más.

Identidad bicultural

Vicki L. Ruiz, escritora mexicana-estadounidense, narra en su libro From Out of the Shadows: Mexican Women in Twentieth-Century America cómo las mujeres mexicanas han sido clave. “Las mujeres mexicanas jugaron un papel central en la organización de las festividades patrias, como el 16 de septiembre, manteniendo vivas las tradiciones que les recordaban a sus hijos su conexión con México”, indica en el libro.

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