Sebastián Arteaga Cruz fue velado por su familia en el Panteón de San Sebastián de las Barrancas, en San Juan del Río, esto tras ser identificado el cuerpo hallado por el Colectivo Desaparecidos Querétaro en Santa Bárbara La Cueva, en la que es ya segunda fosa clandestina localizada por este grupo en lo que va de 2024.
El jueves, la vocera del colectivo, Yadira González Hernández, informó que se trataría del joven desaparecido el 25 de febrero de 2023 a sus 24 años de edad. Un muchacho de tes morena, delgado, que medía 1.60 metros, con cabello y ojos negros, oriundo de la misma comunidad cuyos habitantes lo acompañaton al camposanto.
“Sebastián hoy descansa en paz y sus restos serán enterrados en la comunidad que lo vio crecer, acompañado de su gente, de su pueblo, su familia y de quienes nos unimos a su familia en la búsqueda. Hoy inicia otro camino, que es la búsqueda de justicia y no repetición y seguiremos de la mano de su familia hasta que la justicia nos alcance”, declaró González Hernádez.
Primero, el joven fue velado en su casa y después fue acompañado en procesión hasta el panteón de esa comunidad fronteriza con el Estado de México y a escasos dos kilómetros de Santa Bárbara La Cueva, donde, recordó González Hernández, se han localizado ya tres cuerpos cerca de las vías del tren, sólo los de Sebastián y José Luis López Ángeles este año.
Fue en abril cuando José Luis fue encontrado a pocos metros de la misma fosa clandestina en la que ya se había hallado otro cuerpo, señaló González, pero es hasta ahora que se comenzó a trabajar con la Fiscalía General del estado de Querétaro para identificar estos dos últimos cuerpos.
Por ahora, la FGE se negó a emitir algún tipo de comunicado pese a las peticiones para conocer cuáles fueron los resultados del estudio de ADN, sin embargo, su equipo de Comunicación Social señaló que “por el momento, sólo confirmar en lo particular que sí está identificado”.
Finalmente, González Hernádez lamentó que haya sido otro hallazgo sin vida y que la corrupción y impunidad hayan significado un clima en el que las desapariciones de personas no sólo son comunes, sino que se da además en un clima de violencia y falta de atención por parte de las autoridades gubernamentales y de investigación.
“Sabemos que dentro de todo el dolor y la pena que embarga también hay un velo de tranquilidad y paz, que ya está descansando en casa y que llegó a un lugar santo donde sus familiares podrán llegar a llorarle. Nuestros hermanos, hermanas, hijos, padres y madres no deben permanecer sepultados en estos lugares clandestinos de terror”, señaló.
