Al tercer día, también resucita paulatinamente el fraccionamiento La Rueda, en San Juan del Río, donde hace poco, más de 200 viviendas fueron invadidas por el agua desfogada de la presa Centenario y el río San Juan.
Las familias abandonan poco a poco los refugios temporales y vuelven a la colonia para ver el estado de sus casas; algunos se encuentran con pérdidas totales, otros sólo con colchones mojados y refrigeradores descompuestos.
No obstante, sin importar el nivel de los daños, todos encuentran sus casas cubiertas de lodo; intentan limpiar sus domicilios con la poca agua que les queda en los tinacos, porque en La Rueda no hay sistema de energía eléctrica ni servicio de agua potable.
Mayra Ángeles Delgado limpia su casa junto con su esposo, los muebles de madera que no se pudrieron con el agua están en la cochera, junto con ropa húmeda y juguetes de sus hijos. Todo está empapado.
Ella y su familia abandonaron su domicilio la noche del domingo, fueron evacuados por personal del Ejército Mexicano y Protección Civil; eligieron no acudir a un albergue, pasaron más de 24 horas sobre el puente que atraviesa el Río San Juan, junto con otras familias que se quedaron ahí para vigilar sus viviendas y evitar robos.
“La verdad es que sí perdimos varias cosas, nuestro refrigerador y la lavadora ya no sirven, también se mojaron los colchones y las bases de las camas, cuando nos evacuaron no alcanzamos a llevarnos nada, pero ni modo, lo importante es que todos estamos bien.
“Ahorita estamos limpiando nuestra casa como podemos, estamos sacando todo el lodo, porque ni siquiera tenemos agua para limpiar bien, o lavar la ropa o los trastes. Tampoco tenemos luz”, comenta Mayra, quien recuerda que hace 3 años se vivió una situación similar en La Rueda, aquella vez el gobierno los apoyó con dinero, muebles y electrodomésticos, pero esta vez no sabe si recibirán el mismo apoyo.
Su vecina, Gloria Monroy, también pasó por la misma situación, el domingo salió con sus hijos para refugiarse en el puente del río San Juan, día y medio después volvió a su vivienda para hacer el recuento de los daños.
“Aquí todos salimos de repente, nadie pudo llevarse nada, nos preocupamos por salvar a nuestras familias y nada más, el agua subió muy rápido y ahora estamos viendo qué se perdió y qué podemos seguir usando, es muy triste porque esto mismo ya había pasado hace 3 o 4 años”, comenta.
Mientras unos se encargan de las labores de limpieza en sus viviendas, otros esperan aún en el albergue instalado por el DIF Municipal en el Centro Cultural, donde se han refugiado 50 personas, habitantes del fraccionamiento La Rueda, la zona más afectada por las lluvias y el desfogue de las presas.
Entre ellos se encuentra Cindy Nayeli González y sus cuatro hijos; dos de ellos aún duermen envueltos en cobijas, sobre colchonetas tendidas en el suelo.
Ellos han pasado tres días en el albergue y la mañana de este martes el padre de familia salió a revisar las condiciones de su casa, y comprobar que sea segura para volver.
“Llegamos al albergue la madrugada del sábado, estábamos dormidos y nos despertó el ruido de los carros, todas las familias ya estaban desalojando la colonia, despertamos a los niños y nos preparamos para salir, tuvimos que mojarnos las piernas para salir de ahí porque el agua ya estaba muy alta y no tenemos carro”, comenta la madre de familia, de 29 años.
Cindy dice que al ver las fuertes lluvias, ella y su esposo prepararon bolsas negras con ropa, alimento, papeles y artículos de primera necesidad, pues sabían que en cualquier momento las cosas podían complicarse y tendrían que abandonar su hogar; tal como ocurrió.
A diferencia de las familias sanjuanenses que han conseguido una tregua con el nivel del agua; en Tequisquiapan las personas aún luchan contra el agua estancada que en algunas zonas alcanza el metro de altura.
En algunas zonas como Centro Histórico, Magdalena y Barrio San Juan, la única forma de entrar a las viviendas es mojándose hasta las rodillas, en otros lados el agua llega a la cintura.
Las familias llevan ya varios viajes cargando lo más que pueden, ropa, muebles, alimentos, quieren sacar los objetos de sus casas para resguardarlos en otro lado, y para hacerlo deben sumergirse en un enorme cuerpo de agua sucia y maloliente.
Diana Hernández, vecina del centro, quien vive en el circuito Nauta, reclama que las autoridades no actúen con inmediatez.
“Llevamos varios días con el agua en este nivel y nadie viene a apoyarnos, nadie viene con una bomba a retirar el agua, hemos pedido apoyo a las autoridades y nos tienen olvidados”, comenta Diana, quien se sumerge hasta las rodillas para sacar poco a poco los muebles y demás objetos que puede cargar, pues el interior de su casa está inundada.
Tanto en Tequisquiapan como en San Juan del Río, donde se mantiene activo el Plan DN-III para atender dicha emergencia, se cuenta con la presencia de elementos de la Guardia Nacional y de Protección Civil, quienes supervisan el regreso de las familias a sus viviendas, evalúan los daños, y controlan la circulación vehicular en las zonas más afectadas.
En el Centro Cultural de San Juan del Río, habilitado como albergue, el DIF municipal recibe alimentos no perecederos y productos de higiene personal para apoyar a las familias afectadas. Debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19, no se aceptan prendas de vestir, nuevas, ni usadas.