Únicamente el 18% de las capillas familiares de Tolimán permiten que se hagan rehabilitaciones para su preservación, confirmó la presidenta municipal de Tolimán, Guadalupe Alcántara Santiago.

“Las capillas que están abiertas al público sí podemos bajar recurso a través de la Secretaría de Cultura o de Obras; 10 o 12 nos permiten darle mantenimiento, pero hay gente muy recelosa y tienen su razones para cuidar que nos les toquen sus capillas”, puntualizó Alcántara.

Algunas de las razones por las que no se animan los propietarios es porque piensan que van a hacer mal uso o que se las va apropiar el gobierno municipal, pero aseguró que la única intención es darle mantenimiento para que los turistas las puedan conocer.

Alcántara Santiago aseveró que son joyas culturales, por lo que se requiere para una mínima reparación alrededor de 2 millones de pesos por reparación mínima. Esto debido a que son pinturas antiguas, y que además al mismo tiempo requieren la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

“Hasta para pintar la fachada de la iglesia es un trámite muy grande que tenemos que hacer, saben cómo son todos los reglamentos del INAH”, manifestó.

Además, destacó que luego de que el arco de acceso al municipio fuera dañado por un repartidor, sufrió daño estructural y se está analizando hacer el cambio por un mural al que le sean pintadas tradiciones de la comunidad.

“Yo les decía que en la propuesta podíamos hacer un mural grandote, y que se pintara con cosas significativas culturalmente de nuestras raíces otomíes, que la región del Niño Salvador, San Miguel Arcángel, San Pedro y San Pablo, y sería un mural muy bonito”, explicó Alcántara.

El arco, dijo, tendría alrededor de unos 25 años, y a pesar de que los habitantes de Tolimán manifestaron en redes sociales lo sucedido, aseguró que no era una estructura significativa y no formaba parte del patrimonio cultural del INAH, de lo contrario no se plantearía la opción de derrumbarlo.

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